Una Llamada Inesperada: Capítulo 50

Obsevó los rostros sonrientes y absorbió el amor que emanaba de ellos. Entonces se detuvo y frunció el ceño. ¿Que diablos hacía Pedro Alfonso presidiendo la mesa?
Le guiñó un ojo y la saludó con la mano, el muy presuntuoso.
Compró la bandeja y regresó a casa en el autobús, para entrar en el horno de su departamento a eso de las siete de la tarde. Con un suspiro, dejó las bolsas en el salón, luego sonrió al ver la luz que parpadeaba en el contestador. Sin duda era Tomás que la había llamado para agradecerle la sopa. Lo activó.


-¡Gracias por comprar este producto Temeteck! Este es un mensaje de prueba para que ajuste el volumen. Apriete 1 si no quiere que se repita este mensaje.
Apretó el ..1. Hasta veinte veces, cada vez mas rápido y con mas fuerza que la anterior. Se rompió una uña y la promesa de dejar de soltar juramentos. Al leer el manual solo consiguió un dolor de cabeza. Lo primero que haría por la mañana sería cerciorarse de que ese maldito aparato volvía al sitio de donde lo había comprado



Aún gruñía cuando sonó el objeto de su consternación. Con la esperanza de que fuera el casero para decirle que no le cobraría el alquiler del mes debido a las condiciones insoportables de calor, lo levantó.
-¿Hola? -Paula, querida, ¿Siempre debes contestar como si acabaras de correr una maratón?
Se sentó en la mesita de centro- a mí tambien me agrada oír tu voz mamá ¿Te lo estás pasando bien con Macarena?
-Por supuesto. Su hogar es tan lujoso, que me parece que estoy de vacaciones.
-Es estupendo. ¿Como están las niñas?
-Preciosas.
-¿Y Macarena?