sábado, 25 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 87

-Quería disculparme en persona.
-Pensé que mi falta de respuesta dejaría claro que no deseaba hablar contigo y menos verte. Pero -añadió con voz tensa- quizá eres el tipo de hombre que necesita que le caiga una tonelada de ladrillos encima para captar el mensaje.
Sus palabras lo atravesaron hasta lo más hondo. Ella tenía razón. No era mejor que el imbécil obsesionado que se había presentado en la iglesia con un cuchillo y era incapaz de aceptar un no por respuesta. Aquel ******* probablemente también estaba convencido de que se hallaba enamorado.
-No me hagas llamar a seguridad -susurró ella, luego retrocedió contra la camilla. Una lágrima solitaria bajó por su mejilla.
Pedro nunca se había sentido más impotente. Era el necio más grande de Birmingham, quizá de todos los Estados Unidos. Una mujer como Paula Chaves aparecía una sola vez en la vida... con suerte. Él la había alejado con sus juegos de engaño y manipulación. No la culpaba por odiarlo.
Salió de la habitación a la máxima velocidad que le permitieron sus largas piernas. Lejos de ella, para no poder herirla más. De una cosa estaba seguro: Paula  era la lección más dura que jamás había tenido que aprender.
Se había puesto la gorra y había llegado casi hasta las puertas cuando oyó que un hombre lo llamaba.
-¡Oficial Alfonso!
Se volvió e invocó una expresión apacible.
-Hola, doctor Story .Es agradable volver a verlo.
El hombre pequeño parecía una zarigüeya, aunque disfrutaba de una fama excelente en la ciudad.
Solo quería hacerle saber que, después de la conversación que mantuvimos el sábado por la mañana, he decidido eliminar la amonestación del currículum de la enfermera Chaves.
.-Gracias -repuso, aliviado por esa noticia buena.
-Por la explicación que me dio, me doy  cuenta de que ella se esforzó al máximo por evitar la situación.
Pero, como de costumbre-, pensó Pedro, presioné hasta salirme con la mía, y en el proceso puse en peligro el trabajo de Paula -. Se había convertido en un bastardo egoísta. Jamás se abría a otras personas, jamás tomaba en consideración que sus actos pudieran afectar a otros.
-Mi esposa dirige el programa de donación de sangre de la ciudad --continuó el doctor Story-. Ha llegado a mis oídos que convenció a sus compañeros para que ayudaran a incrementar las reservas. Estamos en deuda con usted, oficial Alfonso. Si hay algo en que pueda compensarlo, dígamelo.

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