martes, 14 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 41

-Claro -murmuró, lamentando su mala sincronización. Maldito Pedro Alfonso por agitar cosas en su interior. Se retorció contra las almohadas--. ¿Qué te parece si...?
-He de colgar -cortó él-. ¿Me llamarás mañana por la noche?
-De acuerdo -pero ya había colgado. Dejó el teléfono en la base y se reprendió por ser tan poco considerada. Ya tendrían tiempo de sobra para hablar el sábado en la boda. Notó que la luz del contestador parpadeaba; alguien había llamado mientras hablaba con Tomás. Apretó el botón para activarlo.
-¡Gracias por comprar este producto Te- meteck! Este es un mensaje de prueba para que ajuste el volumen. Apriete .1. si no quiere que se repita este mensaje.
Gimió y apretó el .1.. Odiaba ese estúpido aparato. Con la esperanza de que un helado la ayudara a dormir, en sustitución de un orgasmo, fue a la cocina vestida con una camiseta y braguitas, se plantó delante de la puerta abierta del frigorífico durante unos minutos para gozar del frío, luego llevó el helado al salón y se dejó caer en el sofá.
Se llevó una cucharada a la boca y se preguntó qué veía Tomás en ella. Había dicho que era hermosa, pero, ¿percibía ese lado secreto que disfrutaba probándose sombreros y comiendo helado en braguitas?
Unos días atrás, había estado a punto de cortar con Tomás, pero en ese momento. ..había descubierto ese lado sorprendentemente erótico y vulnerable en él. Estaba ansiosa por verlo el sábado, para comprobar si actuaba de forma diferente, más relajada. Con suerte el sexo telefónico abriría otras puertas de comunicación. Quizá descubrirían que tenían más cosas en común que su propensión a los detalles y la afición por las películas extranjeras.
Sonó el teléfono. -¿Hola?
-Me has estado ocultando cosas -acusó Cecilia.
-¿De qué hablas? -rio.
-Hablo de ese policía macizo que llevó a todo el departamento de policía de Birmingham a nuestra puerta. Es magnífico y tú te portaste tan mal con él. ..
-Pedro Alfonso estuvo a punto de lograr que me despidieran -le recordó.
-Pero en cuestión de horas él solito triplicó las reservas del banco de sangre.
-Solo lo hizo para que mañana por la tarde lo invitara a un perrito caliente.
-Oh. ¡Qué romántico!
-Cecilia, él sabe que me saca de mis casillas, y este es otro modo de conseguirlo. Acepté porque se trataba de una buena causa.
-Creo que le gustas. Todos esos «sí, señorita Cielos, te hace engordar el ego.
-¡Para! -no quería pensar en ello más de lo que ya lo hacía.
-Hablo en serio... probablemente se debe a todo ese sexo telefónico.
-De acuerdo, me he perdido.
-¡Vibraciones! Irradias vibraciones sexuales, Paula, y el poli las capta. El sexo engendra sexo.

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