martes, 14 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 40

-¿Eres feliz con el modo en que marchan las cosas entre nosotros?
-Supongo que sí. Sí. Sí, lo soy.
-Estupendo. Yo también -recordó su conversación anterior con Pedro y añadió-: Háblame más de tu familia y de dónde naciste.
-Soy de... Cincinnati.
-Eso lo sé -rió--. Quería saber cómo había sido tu infancia. Ni siquiera sé si tienes hermanos.
-Oh, bueno, ya sabes... prefiero escuchar cosas de tí.
-¿Qué pasa conmigo?
-¿Me has contado alguna vez por qué te hiciste enfermera?
-Creo que no -sonrió.
-Pues dímelo.
Los recuerdos la invadieron.
-Imagino que siempre fui la que arreglaba todo en casa. Mi padre trabajaba mucho -y también estaban las esporádicas aventuras de Paula Chaves, algo que no se hallaba preparada para compartir-. Mi hermana y mi madre eran tan parecidas que se comunicaban a través de las discusiones.
-De modo que tú eras la pacificadora y sanadora.
-Supongo. También me gustaba la fotografía. Cuando tenía diecisiete años, me encontré con un accidente automovilístico y saqué la cámara. _Pero al revelar el carrete, me di cuenta de que había empleado todas las fotos para captar a los enfermeros que se habían presentado allí. Me resultaron asombrosos. .. altruistas.
-¿Hubo supervivientes?
-Sí -susurró-. Todos sobrevivieron. Decidí que la próxima vez que me encontrara con una emergencia, quería ser capaz de hacer algo más que sacar una foto. Quería hacer algo por los demás.
--Conseguiste tu deseo -comentó él tras unos momentos de silencio.
-Si es que no me despiden por atender a perros -rió
-Fue culpa de ese poli, no tuya.
-Bueno -suspiró-, él intentaba hacer algo bueno... lo que pasa es que me pilló en un momento malo y me dejó en una situación incómoda. Analizándolo ahora, no tendría que haber reaccionado con... tanta vehemencia.
-Estoy convencido de que él se siente igual. No le des más vueltas.
 No lo haría, aunque el recuerdo del oficial escondiendo su excitación con la gorra podría llegar a quitarle el sueño.
-¿Te ha sucedido alguna otra cosa interesante hoy? -preguntó él.
A Paula le agradó ese cambio en Tomás. Nunca había sido muy propenso a eso, pero a ella le gustaba compartir los momentos normales del día.
-No mucho. Pero ayer recibí una carta de mi madre.
-¿Oh?
-A pesar de que vive en la otra punta del país, posee la capacidad de hacerme sentir como una niña de doce años.
-Las madres son especiales para eso. ¿Le molesta que aún sigas soltera?
-Bueno, más o menos.
-Cumple con su trabajo.
-Supongo -suspiró-. ¿Tu madre es igual?
-Hmm, ¿no lo son todas?
-¿Cuándo me vas a presentar a tus padres? -a él le dió un ataque de tos.
-Paula, de pronto no me siento muy bien. Creo que empieza a desaparecer el efecto del medicamento que estoy tomando. ¿podríamos...? -volvió a toser-. ¿Podríamos terminar esta conversación en algún otro momento?

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