sábado, 25 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Epílogo

-La próxima vez que nos casemos -le susurró Pedro  al cuello-, elige un vestido que tenga menos botones.
Es mejor para torturarte, cariño -musitó ella con una sonrisa, moviendo los hombros al sentir el delicioso cosquilleo de su lengua-.  Pedro he estado pensando.
-¿Hmm?
Se volvió en sus brazos y tiró de las solapas de su esmoquin.
-Como nos queda el resto de la vida para hacer el amor sin que tenga puesto el vestido de novia, ¿por que no lo quitamos?.
-Me gusta tu manera de pensar, Alfonso-la aferró por la cintura.
La llevó en brazos a la cama de la lujosa suite del hotel donde se alojaban durante la luna de miel y la depositó en el borde. Ella comenzó a descalzarse, pero él la frenó, empujándola con suavidad sobre el colchón. Luego le quitó los zapatos de satén con lentitud y - dándole besos comenzó a subir hasta el borde de las medias.
Saber los placeres que la esperaban hizo que Paula se retorciera.
-Luces azules, Pedro -susurró, su código personal para cuando uno de ellos apenas era capaz de esperar.
Él soltó una risa ronca mientras se quitaba el fajín.
-Me encanta cuando utilizas ese lenguaje. -Oh, pero, ¿esto no es mejor que el sexo telefónico? -gimió cuando la penetró con celeridad y fuerza.
Siempre -jadeó sobre su cuello-Te amo, Paula.
-y yo también te amo -se acopló a sus embestidas rítmicas: El clímax estaba cerca, y él lo sabía.
El rostro de Pedro brillaba con sudor mientras le murmuraba encendidas palabras eróticas. Le ardían los muslos por la necesidad de liberación. Pedro  le levantó las rodillas y se acomodó sobre ella, penetrando hondo al tiempo que la llevaba al borde de un precipicio, para luego Saltar en una oleada de éxtasis. Paula  gritó una y otra vez su nombre. El orgasmo de él intensificó el suyo al expandirse y palpitar en su interior.
Paula  gimió y sonrió para sí misma cuando él apoyó la cabeza en su hombro. A ese ritmo, quedaría embarazada al día siguiente. -¿Pedro?
-¿Hmm?
Rio y se abanicó.
-La próxima vez que nos casemos, que no sea en medio de una ola de calor.
Él se incorporó sobre los codos.
-Como nos conocimos en una ola de calor, me pareció apropiado. Además -le mordisqueó el cuello para prepararla para el segundo asalto-, una ola de calor es lo mejor para los amantes. -¿Por qué?
-Porque hace demasiado calor para dormir.



FIN

2 comentarios:

  1. Jajajajaja qué genial el final Naty. Muy buena esta historia. Ya estoy ansiosa por la próxima jaja

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  2. Naty me encanto el final... otra hiatoria compartida, espero la proxima... gracias

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