domingo, 19 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 60

Él se llevó la mano a la visera de la gorra y la contempló hasta que desapareció en el interior de la iglesia. El corazón le latía con fuerza y el cuerpo quería seguirla. Se obligó a regresar a su trabajo, pero cuando su compañero dijo que se ocuparía de aparcar a los rezagados, Pedro se quitó la gorra y entró en la iglesia para subir hasta la primera planta, donde solo se hallaba el profesional encargado de grabar la ceremonia. Observó a los presentes. Encontró el sombrero de Paula y disfrutó de su imagen mientras ella miraba hacia atrás anticipando el comienzo de la boda... ¿o quizá esperaba la llegada de su novio? En el banco había un espacio vacío a su lado, lo cual lo irritó. Era obvio que Rob estaba al tanto de la boda antes de que Paula  hubiera prometido por él que se esforzaría en asistir-
La organista comenzó a tocar y la ceremonia empezó. Entraron los padrinos y Pedro observó al novio, que parecía sereno, salvo que no paraba de moverse adelante y atrás sobre los talones. No se imaginó en su sitio. pronunciar unos votos para abandonar los demás de por vida le aterraba. Sus padres había superado la media con un matrimonio de más de cuarenta años de duración, pero en la actualidad las cosas eran distintas. La gente era distinta... no tan fuerte, no tan dedicada.
Entraron las damas de honor. ..una le pareció que era la amiga delgada de Paula que conoció cuando fue a donar sangre. Entonces, todo el mundo se puso de pie mientras la novia avanzaba por el pasillo. No dejó de mirar a Paula mientras la ceremonia tenía lugar. Se la veía arrobada, concentrada en las palabras del sacerdote. ¿Estaría imaginando su propia boda? ¿Los votos que se intercambiaran ese día fortalecerían o debilitarían su compromiso con Tomás Trainer?
De repente una conmoción en la parte de atrás de la iglesia capturó la atención de todo el mundo. Pedro no podía ver qué sucedía justo debajo de la galería en la que se hallaba, pero su instinto se activó en cuanto vio las expresiones de pánico y horror. Se agazapó y se arrastró hasta la parte frontal de la galería, luego bajó la vista a través de los barrotes ,: cuando un hombre apareció en su campo de visión.
-Sofía -gritó el hombre con el cuerpo tembloroso-. ¡No puedes casarte con él!
Por el rabillo del ojo Pedro vio que el operador de vídeo había abandonado su silla y apuntaba la cámara hacia abajo.
-Darren -dijo la novia con los ojos muy abiertos-. No deberías estar aquí.
-¿Cómo te atreves a venir, Haney? –la cara del novio se puso pálida. Luego, como cualquier nombre en su situación, se dirigió hacia el otro con ojos centelleantes.
Pero cuando el tipo sacó un cuchillo, el novio se detuvo en seco y retrocedió. Involuntariamente, Pedro buscó a Paula, que se había dado la vuelta y parecía aterrada. Gracias a su postura agachada, nadie salvo el operador de vídeo se percató de su presencia.

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