jueves, 23 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 81

-¿Información destinada a otra persona? -insistió.
-Hmm, sí.
-¿Qué sentido tendría encontrar a esa persona?
-No estoy segura... -evitó su mirada.
-Eh, Pedro -llamó Marcos desde su mesa con el teléfono apoyado en el hombro-. En la entrada hay una mujer que quiere hablar contigo sobre un perro perdido.
Se sintió decepcionado. Empezaba a querer a ese chucho y esperaba que nadie lo reclamara. Al mismo tiempo, reconoció la oportunidad para serenar sus pensamientos. -¿Te importa?
-No, ve -se levantó-. Además, creo que he cambiado de idea. En realidad es una tontería. Estoy segura de que el hombre ya ha olvidado el incidente.
No, no lo ha olvidado-, quiso decir. Le ha encantado. Puede que incluso te ame-. Le sor- prendió el rumbo que habían tomado sus pensamientos.
-Tengo un descanso. ¿Te apetece ir a comer algo? Me gustaría hablar contigo, en privado -dió la impresión de que lo rechazaría, de modo que añadió-': ¿Por favor?
-De acuerdo -sonrió y asintió-. Pero solo un rato.
-Estupendo. Espérame y vuelvo en seguida a recogerte, ¿vale?
Paula volvió a dejarse caer en la silla; le parecía pequeña, maravillosa y... perfecta. No podía contárselo. Nunca sabrá que yo era el hombre con el que hablaba-, se dijo a sí mismo...y es mejor para ambos-.
-Me daré prisa.
Paula  se sentía observada sentada en el gran sillón de Pedro. Contempló su entorno de
trabajo, pensando que no era muy distinto del suyo... mucho espacio compartido, un rincón personal insignificante, a rebosar de camaradería, una actividad constante. Le gustó, y le gustaba Pedro. Mucho. Quizá lo había juzgado mal. Quizá no fuera tan seductor . como parecía. Quizá el episodio en el cuarto a oscuras había sido tan notable para él como para ella. Tal vez las extrañas coincidencias de que sus caminos se cruzaran significara que algo especial iba a ocurrir entre ellos.
Suspiró, recordando el motivo por el que había ido a la comisaría. Pedro tenía razón. ¿Qué iba a hacer con la información si obtenía el nombre del otro? ¿llamarlo y exigirle que no le contara a nadie que prefería dormir desnuda? Lo más probable fuera que también él deseara permanecer en el anonimato.
Quien quiera que fuese, sin duda se lo había pasado en grande con la mujer desesperada
que había tenido que dar el primer paso con su novio y que se hallaba tan distraída que era incapaz de reconocer que la persona del otro lado de la línea no era él. Ardió de humillación al pensar en las cosas que le había dicho. ¿Se lo habría contado a sus amigos? ¿Habrían distribuido su nombre por Internet? .Para pasártelo bien, Paula Chaves te llamará...

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