sábado, 18 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 57

-No sé que le sucede- le informó al vendedor, luego empujó la caja con el teléfono por el mostrador- pero el único mensaje que he recibido en una semana es el mecánico sobre ajustar el volumen.
El chico se rascó la cabeza y la miró con expresión sombría.
-¿Devuelve el sistema porque nadie la llama jamás?
Paula sonrió con dulzura...resultaba evidente que era el autor del manual.
-No. Devuelvo este sistema porque una amiga me ha dicho que me había dejado al menos dos mensajes que nunca recibí.
-¿Tiene la factura señorita? La deslizó por el mostrador.
--Uno de nuestros técnicos tendrá que echarle un vistazo mañana. ¿Podemos llamarla?
Se adelantó y se echó hacia atrás el sombrero que había comprado para ese día y anunció con suma claridad:
-Sería estupendo, pero ya no tengo teléfono. Dígame a que hora puedo volver mañana.
Acordaron una hora y Paula salió d la tienda. Tomó un autobús en la esquina del centro comercial, luego caminó media manzana hasta la iglesia mientras repasaba la conversación que había mantenido con Cecilia. Su amiga tenía razón, desde luego. Si estaba tan distraída con Pedro Alfonso, eso significaba que no estaba completamente disponible para Tomás. Lo que la volvía loca era el tira y afloja.
Lo prudente sería sugerirle a Tomás que dejaran de verse un tiempo
Entró en la iglesia por la parte de atrás y siguió el sonido de voces y risas femeninas por un pasillo hasta un cuarto donde la novia y las damas de honor se vestían para sacarse las fotos. Sofía parecía etérea de color marfil. Su madre le arreglaba la cola mientras otra mujer mayor se ocupaba del pelo que le llegaba hasta la barbilla. Cecilia era una de las cuatro madrinas. Llevaba un vestido largo de falda recta de un intenso color coral.
-Estás hermosa-comentó Paula. Su amiga se ruborizó y le entregó un rizador.
-¿Quieres rizarme la parte de atrás del pelo?- la ayudó a situarse delante de un espejo y se puso manos a la obra-imagino que Tomás no ha llegado todavía, ¿verdad?
Paula meneó la cabeza-comentó que quizá tuviera que quedarse en el despacho debido al retraso que lleva por el constipado-no sabía si quería acabar ya con la ruptura o postergarla.
-Algún día recordarás esto y reirás.
-¿Lo crees en serio?
-Sí, cuando el pli y tú tengan seis hijos. Paula rió de buen humor. Lo que no le había dicho a Cecilia era que así como pensaba romper con Tomás, no planeaba salir con Pedro Alfonso.

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