viernes, 24 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 86

Paula  dio un sorbo de la limonada. -Hmm. ¿Qué has puesto aquí?
-Ron -señaló la botella que había en el mostrador-. Bebe un buen trago. ¿A qué se refería Pedro  cuando dijo que iba en serio todo lo que te había dicho por teléfono? -al ver que su amiga se quedaba helada, insistió-: ¿Qué?
-Bueno, una noche... no, no importa.
-¿Qué, Paula?
-Una noche en que pensé que Tomás me iba a decir que me amaba, me dominó el pánico.
-Quieres decir que era Pedro quien te lo iba a decir.
-En ese momento, yo pensaba que se trataba de Tomás.
-¿y por qué sentiste pánico?
-Porque... -bebió un poco de limonada supongo que sabía que yo no amaba a Tomás.
-¿Por qué? -Porque... -miró a su amiga y suspiró-. Porque empezaba a enamorarme de Pedro.
-¿No lo ves? -le apretó la mano--. ¡Es perfecto! Le gustas y él te gusta.
-¿Cómo puede ser? -meneó la cabeza y gimió-. Apenas lo conozco.
-¿Y? Conociste a  Tomás durante diez meses y eso no ayudó en nada. Ni siquiera sabías que tenía un pasado delictivo, por el amor del cielo.
Pero lo más probable es que Pedro lo conociera, razón por la que no paró de preguntarle cómo iba su relación con Tomás. Frunció el ceño. Había algo honorable en el hecho de que, a pesar que hubiera podido contárselo, no lo hubiera hecho, aunque no era capaz de descifrarlo en ese momento.
-Pero me tomó el pelo. Conoce cosas de mí. Cosas íntimas.
-y tú conoces cosas íntimas de él. «Cierto», admitió. y una parte profunda y oscura de ella se sentía algo aliviada por que al menos no hubiera estado involucrado un tercer hombre en su red de lujuria. Al menos había mantenido sexo telefónico con un hombre al que... ¿qué?
¿Quería? Tal vez. Pero, ¿confiaba en él? jamás.
Pedro se detuvo delante de las puertas de urgencias del Hospital del Condado y se frotó los ojos enrojecidos. La noche anterior no había dormido nada, sumido en la miseria de lo que le había hecho a Paula.
Entremezcladas con las imágenes de pesar había otras positivas. De ella sacándole sangre, en el centro comercial, su beso en el parque, corriendo por el aparcamiento de la iglesia.
La noche transcurrió despacio, y como Franks, el casero, le había arreglado el aire acondicionado, no podía achacarlo a la temperatura. Pero había descubierto que los fue- gos del remordimiento podían ser tan abrasadores como el sol del sur.
Respiró hondo para reunir valor. Sencillamente tenía que volver a verla, y aunque conocía su dirección, no se sentía cómodo yendo a su apartamento. El hecho de que Tomás Trainer no lo hubiera llamado, significaba que , probablemente no le había contado la verdad a su novio, lo cual hacía que se sintiera peor.
Las puertas se abrieron automáticamente y entró, buscándola con la vista. El corazón le , latía con fuerza.
-¿Puedo ayudarlo en algo, oficial? -preguntó una mujer en la mesa de admisión.
La enfermera Paula Chaves... ¿trabaja hoy?
La mujer señaló detrás de él.
Pedro  se volvió y vio a Paula , que lo observaba con los brazos cruzados. Al contemplar  sus ojos tristes y atribulados, estuvo apunto de romper la gorra que sostenía en la mano. Tragó saliva y se acercó a ella.
-Paula...
-¿Qué haces aquí?
Consciente de los oídos que los escuchaban, se aferró a lo único que tenía a mano.
-He venido para que me compruebes la tensión. Tal como me ordenaste.
-Cualquiera te la puede tomar -murmuro ella. –
--Por favor. -Wendy -se humedeció los labios--, estaré en la habitación tres.
Al seguirla notó que toda su actitud era de bloqueo.
-Siéntate -indicó ella indicando una silla. Él reconoció la habitación como la misma donde habían vendado a Crash.
-Paula...
-Tu brazo, por favor -pidió, sosteniendo el aparato para medirle la tensión.
Lo alzó para que pudiera pasarle la banda. Cuando la presión del aire que introdujo rondó el dolor, lo soltó, observando el medidor.
-Sigue un poco alta, pero dentro de lo normal para un hombre de tu tamaño -soltó la banda tirando del velcro.
-Paula-cerró los dedos en tomo a su muñeca.
-Vete -manifestó después de apartar la vista.
-Solo quería decirte que lo siento -levantó las manos y se puso de pie.
-Ya lo hiciste en el contestador.

4 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! Ahora es cuando Pedro la va a tener que remar y justificar todo lo que hizo! ;)

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  2. Pobre Pedro..,. Quiero que lo perdone !!!

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  3. Pobre Pedro..,. Quiero que lo perdone !!!

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  4. nooooooooo pobre Pedrito se siente culpable ...

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