Una Llamada Inesperada: Capítulo 72

-Paula...
-Sé que nuestros encuentros han sido coincidencias, pero...
-Paula... nuestros caminos sencillamente no pueden seguir cruzándose. Hay algo...
-¿Maravilloso?
Peligroso en esta, esta, esta...
-¿Atracción?
-Tentación-corrigió-lo que acaba de suceder ha sido una casualidad, un accidente.
Al parecer la experiencia no había resultado tan devastadora para ella.
-Caerte en la bañera y romperte un brazo es un accidente. Lo que sucedió entre nosotros ha sido deliberado, al menos por mi parte.
-¿Lo planeaste?-se quedó boquiabierta.
-¡No! Quería decir que cuando comenzamos a besarnos... suspiró, sabiendo que no estaba aclarando nada, así que intentó otro enfoque- ¿Se debe a lo que sientes por Trainer?
Se apartó de él y tropezó con algo- sí, repuso al final- Tomás es un buen hombre.
Pedro abrió la boca para informarle de las cosas en las que Tomás era bueno, pero se contuvo. Si Paula amaba al otro, probablemente conocía su pasado. Y si no lo sabía, no sería él quien se lo contara.
Además, él  era el primero en reconocer que le parecía irresistible, pero, ¿realmente que podría ofrecerle si dejaba a Tomás hoy? no estaba listo para sentar cabeza, para brindarle un compromiso, y por supuesto no una casa en Knox Ridge ni un sueldo de seis dígitos.
-¿Podemos salir de aquí, por favor?-preguntó ella-.Debo encontrar un teléfono.
Pedro reconoció otra oportunidad para confesar su engaño antes de que ella se humillara delante de su novio. Pero pensar en la expresión que pondría cuando comprendiera lo que había hecho lo frenó. Además, no podía soportar la idea de que Paula Chaves lo odiara.
-Claro. Experimentaba todos los motivos por los que había evitado involucrarse con una mujer. Malentendidos, incomodidas, complicaciones. Y era tonto al imaginar que las cosas serían diferentes con Paula porque el deseo que le inspiraba había alcanzado proporciones insoportables.
Sintiendose fatal, se dirigió a la puerta y comprobó si pasaba alguien por fuera. Al no oír nada, retrocedió, le dió una patada y la abrió.
 Paula salió y dejó una estela con el aroma de su perfume y su cuerpo. Consternado, Pedro se dió cuenta de que tardaría mucho en disfrutar de un sueño apacible.