jueves, 16 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 48

La casa de Tomás se hablaba a cuarenta y cinco minutos a pie desde la parada del autobús, pero no le importó. el tiempo era maravilloso y tenía muchas cosas en que pensar.El interés que mostraba Pedro Alfonso en ella la halagaba, pero se trataba de algo fugaz, estaba segura. Sabía que solo la veía como un reto, una conquista. Por otro lado Tomás había salido con ella durante meses. Y al fin avanzaban hacia el tipo de relación física que ella deseaba. Estaría loca si lo estropeaba en ese momento.


Su primer pensamiento al ver la hermosa casa de ladrillo gris de dos plantas fue que nunca había visto su jardín tan poco cuidado. Lo segundo que pensó fue que debía volverlo loco estar en la cama mientras su hierba del las bermudas se estropeaba. Pero al observar la cantidad de periódicos apilados  ante su puerta sintió alarma. El hecho de que no hubiera podido recoger su amado Wall Street Journal indicaba que estaba mas enfermo de lo que le había permitido imaginar.


Pasó por encima de los diarios y llamó al timbre. Pasados unos minutos sin que respondiera, volvió a llamar, en esa ocasión perpleja. Nadie contestó. Sacó la copia de la llave que él mismo le había entregado y con cuidado abrió la puerta.
-¿Tomás? -Habló en dirección a las escaleras. Entró en el vestíbulo y frunció el ceño ante la penumbra que reinaba-¿Tomás?


Preocupada, dejó el bolso y la sopa, subió las escaleras y giró a la derecha hacia el dormitorio principal. No solo no se encontraba allí, sino que la enorme cama con dosel parecía no haber sido usada en los últimos días. Había entrado en el dormitorio un par de veces, principalmente cuando él quería mostrarle un libro de su colección de primeras ediciones o para sacar una tirita del cuarto de baño, pero todo parecía estar en su sitio, no había rastro de enfermedad. Como siempre, su entorno estaba impecable.

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