jueves, 30 de abril de 2015

Atrapada en este Amor: Capítulo 23

—No estás resentido conmigo, ¿verdad? —preguntó ella, de repente.
— ¿Resentido? ¿Por qué?
—Por haberme quedado con parte de la empresa cuando tú, con todo derecho, deberías haberte quedado con todo.
—No, claro que no...
Paula no creyó sus palabras. Joaquín no la miraba a los ojos.
—De todos modos, lo siento, Joaquín. Fueron los deseos de Juan, no los míos.
—Eso ya lo sé. ¿Cómo te va con el asunto Alfonso?
El cambio de tema la pilló completamente desprevenida. Rápidamente, le contó todo lo que sabía hasta el momento.
—El único modo es tener más votos que él en la junta de accionistas y, para hacerlo, tengo que conseguir los suficientes apoyos como para conseguir que nos ceda todos los contratos o que deje de ser el presidente de su propia empresa. Sigo trabajando en los apoyos. Creo que podré conseguirlos antes de que él se dé cuenta de lo que está pasando.
—Siempre es un error mezclar los negocios con los asuntos personales —dijo Joaquín suavemente—. Aunque los motivos sean muy nobles.
Paula parpadeó.
—Esto... Esto no es un asunto personal —replicó, poniéndose a la defensiva—. Tengo que conseguir esos contratos para mi programa de expansión.
—Sí, pero podríamos conseguirlos en Arizona, en Wyoming o en Colorado —comentó Don con una sonrisa—. No tiene que ser Montana.
— ¿Podríamos? Las operaciones nacionales son mi dominio, Joaquín —afirmó con autoridad—. Yo tomo las decisiones que haya que tomar. Así lo quiso Juan. Otra cosa más —añadió, entornando los ojos—. Me he enterado de que algunos de nuestros clientes mutuos creen que estoy de vacaciones a cargo de la empresa.
—Me preguntó por qué pensarán eso —comentó él con aspecto inocente.
—Yo no lo sé —observó ella, furiosa consigo misma por no poder conseguir que confesara—. Bueno, a menos que tengas la intención de dejarme en evidencia delante del resto de los accionistas bajo acusación de mala dirección, no tienes autoridad alguna para desafiar mis decisiones.
—No seas absurda —replicó Joaquín.
—Las expansiones siempre implican un módico riesgo. Juan era como yo. Le gustaba arriesgar. Tú eres más conservador. Jamás hemos estado de acuerdo en cómo ocuparnos de los proyectos, razón por la cual Juan decidió ponernos a cargo de dos campos completamente distintos. Cuando consiga esos contratos, obtendré muchos beneficios. Tú no tienes que darme tu aprobación, Joaquín.
—Me parece que podrías terminar siendo víctima de tu propia trampa. Ya te he dicho que ese Alfonso es un tipo muy duro. Él ya se movía en este mundo cuando tú aún estabas aprendiendo. En el mundo de los negocios no se puede confiar en nadie. ¿Es que no lo has aprendido ya?
—Estoy segura de poder confiar en ti, Joaquín —dijo Paula con una calculadora sonrisa.
—Por supuesto —replicó él, apartando el rostro—. Después de todo, yo soy familia tuya.
—Lo sé.
—Tienes razón, Paula. No tengo ningún derecho a decirte cómo ocuparte de tu parte de la empresa, pero, si necesitas ayuda, podría ponerme en contacto con los de la costa este.
Paula sonrió. Joaquín le estaba ofreciendo una rama de olivo. Ella la aceptó encantada. Joaquín tenía contactos de los que ella carecía.
— ¿Tendrías tiempo?
—Sí. ¿Tienes un listado de los accionistas?
—Por supuesto. Te enviaré una copia esta noche.
Después de eso, Joaquín pareció mucho más relajado.
—Te agradezco mucho tu ayuda —reiteró Paula cuando llegaron a la casa de los Harrison.
—Yo estoy de tu lado, Pau. Ya lo sabes.
Sin embargo, no parecía haber pronunciado aquellas palabras de un modo muy convincente. Paula  estuvo recordando la conversación durante gran parte de la noche.
Una vez en la fiesta, saludó a los anfitriones y a los invitados. Cuando fue a buscar a Joaquín, se lo encontró inesperadamente. Oyó un trozo de conversación que la dejó atónita.
—Ah, Pau—dijo en voz demasiada alta cuando se dio cuenta de su presencia—. Éste es Frank Dockins. Dirige Camfield Computers.
Paula extendió la mano y sonrió.
—Encantada de conocerlo —afirmó—. Ésta es la primera oportunidad que tengo de decirle lo contentos que estamos de que se hayan fusionado con nosotros. Sin duda, Joaquín le habrá dicho que voy a enviar a uno de nuestros mejores ejecutivos en el campo de los ordenadores para que trabaje con ustedes. Queremos que la transición sea tan fácil como sea posible.
—Oh, sí —replicó el señor Dockins—. Joaquín me estaba hablando precisamente de eso. Usted se ocupa de las operaciones nacionales, ¿verdad?
—Así es. Juan me preparó para hacerlo. Descubrió que yo tenía una habilidad natural para escoger empresas que encajaran con nuestra estructura empresarial. Solía decir que yo había sido una de sus mejores adquisiciones.
Dockins se echó a reír.
—Joaquín me ha contado que tiene usted un hijo pequeño. ¿No hace la presión que la vida en casa resulte difícil?
—Más de lo que se imagina. Supongo que voy saliendo adelante, pero la infancia de Franco está pasando demasiado deprisa. No se me da muy bien delegar en otras personas. En realidad, no confío en la gente, excepto en Don, por supuesto —añadió, mirando a su cuñado. Él frunció ligeramente el ceño y apartó la mirada.
—Bonita fiesta —comentó el señor Camfield—. ¿Conoce usted al senador Lane?
—No muy bien, pero le voté.
—Es muy trabajador. Y no se le puede sobornar — comentó Joaquín. Al ver la expresión de Camfield, se echó a reír—. No. Te aseguro que no lo sé por experiencia.
Camfield se echó a reír y la extraña tensión que se había acumulado entre ellos desapareció como si jamás hubiera existido.
Aquella noche, cuando regresó a casa, Paula fue a ver a su hijo. Una vez más, le sorprendió el parecido que había entre el pequeño y Pedro. Era la viva imagen de su padre. Si Ana lo viera, no dudaría ni un instante sobre quién era, aunque jamás podría admitirlo sin permitir que su hijo supiera lo que había hecho. Eso sería su castigo. Ver al nieto que había deseado tanto y saber que lo había perdido para siempre.

3 comentarios:

  1. Esta muyyyyyy buena esta historia !!!

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  2. Muy buenos capítulos! Ese Joaquín me da mala espina, espero que no traicione a Pau. Demasiado le cuesta todo lo que está haciendo!

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  3. Buenísimos los 4 caps Naty. Yo, no se por qué, pero desconfío del cuñado de Pau. Espero que no la traicione.

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