jueves, 16 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 47

No pensaba tirar todo eso por la borda porque se sentía atraída por ese arrogante policía soltero.
-No puedo-murmuró- como ya he dicho, tengo a Tomás.
Él frunció los labios.
-¿Le transmitiste lo que te pedí anoche... que creo que es afortunado?-ella asintió-¿Y quien te dijo?
-Me preguntó si debería sentirse celoso-respiró hondo.
-¿Y Que le contestaste?-que no, porque...-¿porque?
-Porque no eres mi tipo-era mejor cortar el flirteo.
-¿Que clase de tipo soy?--cruzó los brazos y sonrió. Ella guardó silencio.Se adelantó hasta quedar a unos centímetros de su cara-Paula-musitó ¿que clase de tipo soy?
Le tembló la boca. El tipo de hombre que podía revolucionar su mundo. La miró a los ojos y tuvo miedo de lo que podía ver. Quería alejarse, pero sus bocas eran como imanes invertidos, la atracción crecía de forma exponencial a medida que el espacio que los separaba se reducía milímetro a milímetro.
 Paula no sabía que esperaba, pero la electricidad de sus labios al encontrarse fue embriagadora, una sensación de pura sensualidad. Abrió la boca para recibirlo, pasando la punta de la lengua sobre sus dientes en invitación. Él aceptó con un gemido profundo que vibró dentro de la boca de Paula, lanzandole una punzada de deseo hasta el mismo vientre y humedeciendo su
Se apartó y se tapó la boca con el dorso de la mano. ¿Que había hecho?
Él permaneció inclinado, con los labios entreabiertos, el ceño fruncido.
-¿Paula? Era una locura. Era un manipulador y ella había caído en la trampa. Consternada, trastabilló hacia atrás, alejandose de la mesa.
-Eres el tipo de hombre... que besaría a una mujer que está con otro-se limpió la boca, respirando con dificultad-no... no me gusta como haces que me sienta. Intento ser una persona honesta, Pedro, del mismo modo que espero que el hombre con el que salgo sea honesto conmigo-no respondió, solo la miró- probablemente pienses que eso es tan anticuado. Pero para mí la confianza es muy importante-vió que él se ruborizaba.Quizá había hablado con demasiada vehemencia, pero tenía que decírselo-adiós murmuró, luego recogió el bolso y la cámara y casi corrió las dos manzanas que la separaban de de la parada del autobús.
Sintió un gran alivio, había logrado liberarse de él sin deshonrar por completo su relación con Tomás. Aunque a duras penas.

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