lunes, 15 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 71

Cuando Pedro acabó el beso, pegó la frente a la de ella y dijo:
-He deseado hacer eso toda la noche.
-¿Besarme? -quería reír-. Pensaba que sólo te interesaba satisfacer tus necesidades.
-Entonces, necesitaba ser besado -reconoció-. El sexo fue estupendo, pero... mmmm... fue realmente estupendo.
-Suenas como si pudieras lamentar haber parado.
-Los recuerdos me darán calor -le sonrió-. Ah, y siempre tendré el vídeo.
Estalló en una carcajada, pero cuando murió la risa, pensó en las consecuencias. En lo que pasaría luego, después de que fueran a las autoridades, después de que Delfina estuviera a salvo. No veía cómo podría mantener algo de eso alejado de los medios de comunicación.
Sin decir una palabra, la llevó a la otra esquina de la habitación. Se detuvo ante el taburete y la hizo sentarse. Luego activó un interruptor. .
El monitor se encendió y ahí estaba ella, grande como la vida. Paula no pudo evitar observar con fascinación cómo se desabotonaba la blusa. El calor la invadió mientras las manos de él se deslizaban por su cuello, entre sus pechos, para luego alzarlos...
Se retorció en el asiento, con la vista clavada en el monitor. El modo en que las manos de Pedro le tocaban los senos... casi podía sentirlas en ese momento sobre la piel sensible. Los pezones se le endurecieron y una sensación lenta y densa le invadió los muslos y la piel suave entre ellos.
El deseo que la había hostigado desde que lo viera el otro día se multiplicó.
-¿Qué te parece? -murmuró con los labios pegados a la oreja de ella.
Sólo podía pensar en tener más... salvo que en esa ocasión sería diferente, ya que no tendrían que controlar sus sentimientos. Harían el amor, no únicamente sexo.
Contempló el monitor, pero la diversión había terminado... la Paula de la pantalla se veía compuesta, preparada para marcharse.
Miró a Pedro, quien la miraba a ella.
-Creo que ha sido demasiado corto -musitó Paula-.Tal vez deberías pasarlo otra vez.
Pedro se acercó al equipo y realizó algunos ajustes hasta que la imagen de ella volvió a aparecer en la pantalla.
-Tengo una idea mejor.
-¿Qué haces? -preguntó ella al notar la luz roja de la cámara apuntar hacia ella.
Pedro  regresó a su lado mientras sé quitaba la camiseta y se desabotonaba los vaqueros.
-Sólo lo que te gusta.
Tenía un torso hermoso, con los músculos fibrosos y marcados que eran una maravilla para la vista. En las dos últimas noches no había podido verlo bien, y en ese momento era incapaz de dejar de mirarlo. Cuando se situó detrás de ella, desvió la vista al monitor y quedó decepcionada de que prácticamente hubiera desaparecido de la pantalla.
-Quítate la camiseta -murmuró Pedro.
-No, hazlo tú...

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