miércoles, 10 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 48

Sin embargo, cuando Juan entró en el despacho y fue interrogado sobre el encuentro, no fue capaz de ofrecerles una descripción.
-Quiero decir, estaba oscuro y la ropa del hombre era negra y llevaba una gorra bajada -explicó el joven-.Apenas lo ví,  un segundo.
-¿Oíste algo de lo que dijo? -preguntó Pedro.
-De forma confusa... había mucho ruido, como siempre. Algo acerca de una amenaza y que ocuparse de dos era tan fácil como hacerlo de una... y entonces oí que la chica le decía que la soltara. La tenía sujeta hasta que pregunté si había algún problema. Dijo que no, le soltó el brazo y ella se marchó a toda velocidad.
-¿No te diste cuenta de que era la chica por la que tenías que mantener los ojos abiertos? -inquirió Tomás.
Un incómodo Juan miró a su jefe.
-Lo siento. Llegué tarde. Tardé en enterarme.
Tomás se volvió hacia Paula.
-Sea lo que fuere lo que pasara, no da la impresión de que tu hermana vaya a regresar esta noche.
Suspiró. Quedaba el cobertizo, si es que aún existía. Valía la pena probar.
-Pero también tienes mañana por la noche - indicó Tomás-. Es evidente que a Delfina le gustan los lugares como éste... con actuaciones y gente joven como ella.
-Es lógico que vaya a lugares donde se siente cómoda. Siempre ha sido muy social -reconoció Paula-.Y le encanta la música. -Va a celebrarse una fiesta clandestina a unos kilómetros de aquí -añadió Tomás-, al oeste del Loop.
-No creo que llegue hasta esos extremos -se sabía que esas fiestas eran un semillero de drogas.
-Por las dudas... -Tomás apuntó algo en un bloc y arrancó la hoja- aquí tienen la dirección.
Le dieron las gracias y se marcharon; al salir, Paula recogió la mochila.
La preocupación que sentía por su hermana iba en aumento. Pedro abrió el camino entre unos adolescentes. Al alejarse del club, aminoró el paso, sintiéndose de pronto asustada.
-Se anuncia un frente frío -decía Pedro a medida que la distancia entre ellos se incrementaba.
Pero Paula oía a medias .Tembló, pero no supo si por el frío o por su instinto.
Algo no encajaba.
Se detuvo en el bordillo y sintió como si la vigilaran. ¿Delfina? Esperanzada, se preguntó si su hermana estaría cerca. Se concentró... estudió la zona del otro lado de la avenida Milwaukee... Le pareció ver a una chica de pelo rubio y largo meterse en un portal.
Equilibrada en el bordillo, buscó a Pedro para decirle que iba a cruzar para comprobarlo. Un empujón fuerte desde atrás hizo que soltara la mochila y la envió volando más allá de los coches aparcados. Aterrizó en la calle sobre manos y rodillas.
Aturdida, alzó la vista en el momento en que los focos delanteros de un coche veloz se abalanzaban hacia ella

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