martes, 9 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 43

-Es como si hablara el senador.
-Como comentaste antes, nos parecemos bastante.
-Entonces es posible que tú también necesites liberarte. Conseguir un lugar para ti y tu hermana ,podría haceros bien a las dos.
Aunque había sido ella quien se lo sugiriera a su hermana en el mensaje, que Pedro lo mencionara la irritó. Convencida de que había oído el mensaje de Delfina,en ese momento sabía que la fuga de ésta tenía algo que ver con su padre, algo más que una simple pelea. Se apartó de él antes de que pudiera sacar el tema.
-¿Cuál es tu obsesión con que viva en el hogar familiar? -exigió-. Mi padre salió elegido para el senado poco después de que yo me graduara en la universidad, y, por supuesto, entonces no me encontraba preparada para independizarme. Desde entonces, no ha pasado más que un par de meses cada año aquí en Chicago. Y lo que es más importante, Delfina probó ir al colegio en Washington durante un semestre, pero lo odió. Quería volver, vivir aquí conmigo e ir a su viejo instituto, de modo que quedarme en la casa es perfecto para todos.
-Apuesto que sí. El senador os tiene a mano las veinticuatro horas del día.
-El hecho de que tu padre os abandonara a tu madre y a ti siendo pequeño no significa que otras personas no quieran mantener relaciones duraderas con sus padres.
Sorprendida, vio cómo la aislaba como si un telón hubiera caído entre ellos. Le dio la espalda y comenzó a caminar.
Él podía criticar a su padre y a ella todo lo que le apeteciera, pero en cuanto ella mencionaba...
Se pasó la mochila al hombro y corrió a su encuentro antes de que pudiera perderla.
«Al saber lo que sé sobre papá...».
Se preguntó qué había querido decir Delfina con eso.
«Ya no puedo vivir en esa casa».
Pedro sabía que la fuga de la joven tenía que ver con el senador, algo que iba más allá de una simple discusión por algún capricho de adolescente.
Fuera lo que fuera, Paula no quería que lo supiera. A cambio, había recurrido a algunas verdades oscuras sobre su propio pasado para distraerlo.
Desde luego, tampoco ella conocía toda la verdad sobre él, y no pensaba ser más abierto que ella. Además, lo que le había sucedido a él era historia antigua.
«Igual que nosotros somos historia antigua», pensó con pesar.
«Al saber lo que sé sobre papá...». Las palabras de Delfina reverberaban en su mente.
Se sentía traicionada. Comprendía ese sentimiento Y disgustada.También ése. Pero ¿qué le habría pasado exactamente? ¿La traición habría sido pública o personal?
Considerando que Delfina sólo tenía diecisiete años, sospechaba que habría sido personal.
¿Por qué su mensaje no había podido ser un poco más directo?
¿Qué diablos podría haber hecho el senador Miguel Chaves para impulsar a su hija adolescente a abandonar el hogar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario