martes, 9 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 41

-Pero era el lago Michigan -enarcó una ceja-.Y luego aquella vez en que insististe en cortarte tú misma el pelo porque tenías que cambiar de aspecto ese día y tu peluquera se hallaba de vacaciones.
Hizo una mueca ante ese recuerdo en particular.
-Ay. Sí que fue un cambio. Tuve el aspecto de un puercoespín.
-A mí me gustabas.
-Pero yo quería parecer sofisticada.
De hecho, quería estar así para él. Casi dos años menor que Pedro, siempre había temido que una chica mayor le hiciera dar vuelta la cabeza.
-Y luego aquella otra ocasión...
-De acuerdo -rió-. Ya lo he captado. Siempre he sido demasiado impaciente.
Recordar los viejos tiempos mejoró su estado de ánimo. Recordaba los días en que había sido feliz... cuando había estado con Pedro. De un modo extraño, era feliz en ese momento... simplemente estando con él, hablando con él. Era como si todos esos años no hubieran pasado.
-Por otro lado -comentó ella-, tú te mostrabas demasiado relajado. Nada parecía molestarte.
-O quizá sólo era un buen actor.
Al oír su tono extraño, le preguntó:
-¿Estabas actuando, Pedro? ¿En todo?
-Sigues sin confiar en mí, ¿verdad?
-¿Cómo que «sigues»? -- tras una pausa-. ¿Qué te hace pensar que no confié en ti?
-¿Lo hiciste? ¿Lo haces?
-Mmm -musitó mientras bebía un poco de café ya frío.
-Si confiaras en mí, Paula -movió la cabeza-, me contarías por qué huyó Delfina.
-¿Por qué importa tanto la causa?
La miró larga y atentamente antes de responder:
-No hay ningún motivo real. Sólo curiosidad.
A pesar de su negativa, la mañana se estropeó. Con la boca súbitamente reseca, sin saber cómo aliviar la tensión, estaba a punto de sugerir que se marcharan cuando la mochila comenzó a sonar.
Con manos temblorosas, la abrió para buscar el móvil. Su padre no llamaría a menos que se tratara de una emergencia, y pocas personas más tenían el número, ya que se trataba de un teléfono muy nuevo. Pero Delfina era una de esas personas. Un rápido vistazo a la pantalla le mostró un número que no reconoció.
-¡Hola! -dijo casi sin aliento, la mirada clavada en Paula.
-¿Eres Pau? -preguntó una voz femenina joven y desconocida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario