viernes, 12 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 56

-La lluvia al fin ha parado -le dijo en cuanto Paula abrió los ojos a la mañana siguiente. Llevaba horas despierto, mirándola, y con los pensamientos sumidos en el caos, estaba impaciente por ponerse en marcha-. Podemos irnos en cualquier momento.
-Buenos días a tí también. ¿Te has levantado con el pie izquierdo?
-Algo parecido.
El sexo había sido intenso y rápido, y aunque había alcanzado el orgasmo, no había sido satisfactorio como hubiera deseado.
En mitad de la noche, mientras ella dormía, la había acariciado con suavidad, le había olido el pelo, había anhelado... bueno, algo que dudaba poder alcanzar alguna vez con ella.
Y la culpabilidad por lo que la había obligado a hacer lo carcomía. Había pasado la última hora torturándose con ello.
Paula bostezó y se estiró. Tenía el pelo revuelto, la ropa arrugada, la cara hinchada por el sueño. Y, sin embargo, era lo más hermoso que jamás había visto.
-Paula, creo que deberíamos dejarlo. Te acompañaré a casa y...
-¡No! ¡No puedes!
-No te preocupes, encontraré a Delfina para tí -afirmó.
-¿Qué? -frunció el ceño.
-Lo haré. Te lo prometo -convencido de que se sentiría aliviada, quedó sorprendido al verla mover la cabeza.
-Te agradezco la oferta, pero vamos a encontrarla juntos.
-¿Es que no confías en mí?
-Quiero acabar lo que empezamos -se humedeció los labios como siempre que se sentía nerviosa-. De hecho, esperaba poder hacer algo positivo con lo que he aprendido -de inmediato añadió-:Y no te atrevas a reírte.
-Ni se me pasaría por la cabeza -se preguntaba adónde quería llegar.
-Estar en la calle durante este breve período de tiempo me ha abierto los ojos... y me ha conmovido. Si pudiera lograr que otras personas sintieran lo mismo, quiero decir, que vean lo que es a través de mis ojos...
-Te refieres a escribir sobre el tema.
Ella asintió.
-¿Te parece estúpido?
La observó como si nunca antes la hubiera visto. Luego sonrió.
-Es estupendo. Estupendo de verdad.
Y entonces sucedió otra cosa estupenda. Se sonrieron, y en ese segundo, la conexión inesperada desterró la oscuridad de la mañana.
-Entonces, todo arreglado -dijo ella-. Me quedaré a tu lado hasta que encontremos a Delfina. Juntos -se señaló el nido de pájaros que era su pelo y se quejó-: Lo que más echo de menos de lo que llevaba en la mochila es el cepillo de dientes y el peine.
-Pararemos en una droguería para reemplazarlos.

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