martes, 9 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 45

-Sólo quiero que sepa lo que se siente al ser un chico asustado sin apenas recursos. Bueno, hasta donde pueda saberlo, ya que dispone de respaldo. Siempre puede volver a casa o recurrir a su cajero, tal como amenazó con hacer -comentó disgustado.
-Fascinante -indicó Andy. -¿Qué?
-Lo enganchado que estás. ¡Pedro Alfonso, el inventor de la aventura de una noche, cazado! ¿Qué diablos te hizo para tenerte de esa manera?
Antes de tener que inventarse una respuesta para aplacar a su curiosa amiga, vio q atravesaba el local.
-Quiero que gane algo de esta experiencia, Andy -fue lo único que respondió. Quiero que haga algo para atajar el problema y a medida que Paula se aproximaba, añadió-:Y aquí está
-¿Hablaban de mi? -Paula frunció el ceño.
Solo nos preguntábamos por qué tardabas tanto -explicó Pedro.
Disfrutaba del agua corriente, del agua corriente caliente -se sentó junto a él y musitó. Pero disfrutaría mucho más una ducha.
-Lo siento, pero ahí no puedo ayudarte -Andy sonrió-. Aunque puedo ofrecerte un café como sucedáneo.
-Gracias -alzó la taza y le sonrió a Andy.
Y Pedro sintió un nudo en las entrañas.
Durante un momento, le recordó a la antigua Paula. La que solía bajar la guardia con él. Había visto eso en ella en el parque, cuando rieron por los viejos tiempos, y ahí volvía a surgir con Andy. Se preguntó en cuántas ocasiones habría tenido motivos para reír, para relajarse, para ser la Paula  que podía ser cuando no se hallaba bajo la influencia de su padre.
Se preguntó si, al descubrir lo que le ocultaba, volvería a sonreírle de esa manera.
-La muerte es preciosa... la muerte nos envuelve con sus brazos... la muerte es la fantasía última...
¡Lo que tenía que soportar por encontrar a la pequeña fulana!
Un ondulante mar de adolescentes, algunos sentados, otros de pie en la pista atestada, movían la cabeza mientras la joven poetisa vestida de negro realizaba sus predicciones al tiempo que él intentaba entrar en el Club Undercover, gracias a la pista que Paula había proporcionado con la llamada de teléfono.
-Perdone, señor -comentó la encargada de cabello color púrpura al plantarse delante de él-. Es una de nuestras tardes para adolescentes. No servimos alcohol hasta después de las diez.
-No hay problema, no busco una copa.
La encargada lo miró con el ceño fruncido y él pensó que estaría tratando de descifrar el objetivo de que quisiera entrar, pensando que quizá le gustaban las jovencitas.
Se obligó a forzar una sonrisa y a explicarse. -Escuche, sólo busco a la hija de mi prima. Ayer cuidó de mis hijos y ahora al pequeño le falta un oso de peluche. Ha llorado como loco pidiéndomelo. Pensé que quizá ella supiera dónde estaba. El crío jamás se dormirá sin Binky -al ver que la mujer estaba casi convencida de que decía la verdad, añadió-: Escuche, si necesita una identificación o algo...
-No, claro que no. Pase.
Entró en busca de Delfina.
Bordeó la pista, concentrado en localizar a la mocosa. No fue hasta que hubo rodeado casi toda la sala cuando giró la cabeza y la vio entrar. Otra chica con el pelo de color rojo brillante la llamó con la mano.
- Me elevo, extiendo las alas... y vuelo hacia la luz... para ser consumida... en sus llamas!
Con la voz de la poetisa de fondo, retrocedió y encontró un asiento.
Observó a la amiga de Delfina colocarle delante un vaso de lo que parecía un refresco. Se sentó, fingiendo interés en la interpretación. Y aunque jugó con el vaso, no bebió.
Jamás la había visto con expresión más desdichada, y durante un momento, sintió pena por ella. Sólo era una cría que sabía demasiado.
Intentado decidir qué hacer a continuación, vio su oportunidad cuando la chica del escenario se detuvo y el público aplaudió; entonces Delfina se levantó y se dirigió hacia los aseos.
La siguió hasta la zona que había a un costado del club. Cuando unos minutos más tarde ella salió de los aseos femeninos, estaba tan tenso que casi tuvo ganas de tragarse algunas de las pastillas que le quemaban el bolsillo. Pero se dijo que no las necesitaba.
Enganchó a la cría por el brazo y le habló al oído:
-Ven conmigo, Delfina. Tenemos que hablar. Aturdida porque la hubieran descubierto, dejó que la alejara del ruido, y de testigos.
-¿Qué haces tú aquí? -exigió saber -Intentar meter un poco de sentido común en tu cabeza.
-¡No tengo nada que decirte a tí mentiroso!...

3 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! pero estoy confundida! es Pedro el que encontró a Delfina?

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  2. El maton del senador encontro a Delfi ? Con los datos q le dio Pau... q raro

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  3. Muy buenos los caps de hoy. Pero me dejó un poco confundida.

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