sábado, 30 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 69

Paula acarició el pelo de Pedro y tocó su fuerte mandíbula.
- No es cierto -dijo ella, riéndose.
- Bueno, en realidad lo de que eres sexy y guapa ya lo había averiguado yo antes por mí mismo -aseguró él, acariciando sus muslos.
-Oh, Pedro, por favor...
-¿Qué quieres? --susurró él.
-Que me hagas el amor -dijo ella, echándose en sus brazos.
El día siguiente transcurrió entre paseos, charlas agradables y, por supuesto, también volvieron a hacer el amor.
En esos momentos, estaban tomando café en una pequeña posada cerca de Litchfield, donde acababan de cenar. Paula le había estado hablando de sus primeros trabajos, de sus guapísimas hermanas, de Antonio... A Pedro le encantaba escucharla.
-Cuéntame cómo eras de pequeña -le preguntó.
-Bueno, era una muchacha bastante normal. Era pequeña y tranquila.
- Más bien, diría que eras delicada y tímida.
- Y siempre estaba leyendo. Ahora, quiero que me hables tú de ti. Seguro que tu padre era banquero o algo por el estilo.
- Pues no. Mi padre siempre tenía que administrar el dinero para llegar a final de mes.
-Lo siento.
-No te preocupes. Era un buen hombre. Yo... -Pedro se encogió de hombros- no suelo hablar mucho de él. Era minero y murió enterrado bajo varias toneladas de carbón.
- ¡Oh, Pedro, cuánto lo siento!
- Bueno, eso fue hace ya mucho tiempo.
- Pero debió ser terrible para ti.
-Sí.
Ella le agarró la mano.
- Yo era un crío -dijo él, saltándose cuidadosamente de ella para agarrar su taza de café-. Al poco, mi madre se casó con el primer tipo que mostró algo de interés por ella. Mi padrastro y yo... bueno, él nunca me quiso como a un hijo.
-Entiendo.
- Así que en cuanto crecí lo suficiente, me fui de casa.
-¿A Nueva York?
- No, primero al ejército, luego estuve haciendo diferentes trabajos, lo que me salía.
-¿Por qué no me lo cuentas más despacio? Me gustaría saber más cosas de ti.
-¿Por qué?
-¿Qué quieres decir? Porque... porque... -Paula se mordió el labio.
No podía decide que era porque lo quería. Entonces, volvió a la realidad y se recordó que él solo era su profesor. ¿Y desde cuándo a un profesor le gustaría contarle su vida a una alumna suya?
- Tienes razón. No hay ningún motivo por el que tengamos que contamos nuestras vidas.
-No he dicho eso -replicó Pedro, arqueando las cejas.
- En cualquier caso, ya es tarde, y yo quiero volver esta misma noche a casa.
-¿Esta noche? Pero yo pensaba...
-Ya sé lo que pensabas. Creías que iba a pasar esta noche contigo y que haríamos de nuevo el... que volveríamos a acostamos.
-Pero parece ser que tú tienes otros planes, ¿no es así? -preguntó él en un tono frío.
Ella deseó que él la abrazara y le dijera que no solo quería acostarse con ella, sino que también la quería.
- Eso quiere decir que el fin de semana se ha terminado -añadió él.
-De hecho es que es así. Mañana es lunes, Pedro.

4 comentarios:

  1. SIIIIIIIIIIIIII DALE PEDRO DALE DECILE QUE LA QUERES ..... MUY buenos Naty

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  2. Ay! por qué no se dicen lo que sienten! Muy lindos capítulos!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Wowwwwwwwww, qué intensos pero no entiendo x qué se resisten. Por qué no se dicen a la cara que se quieren??? Quiero que llegue ya ese momento please.

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