miércoles, 27 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 51

-¿Es este el pájaro del que me hablaste?
-Sí, es Antonio, y no le gustan los desconocidos.
-Antonio, ¿eh? ¿Se llama así por  Antonio Machado el poeta español?
-¿Como lo has adivinado?
-Hola, Antonio-Pedro levantó una ceja-. ¿Te trata tan mal esta señorita como a mí?
Antonio entonó un breve canto.
-Bueno, que te aproveche el desayuno -dijo ella con frialdad, encaminándose hacia la puerta.
-Lo he traído para los dos -protesto él, agarrándola por la muñeca.
- Ya te he dicho que no me apetece.
- Lo sé, pero por lo menos tómate el café antes de que se enfríe. Oh, vamos. No es la primera vez que te veo por la mañana.
- Sí, pero siempre me has visto en el despacho -replico ella secamente.
Pedro esbozó una sonrisa como si tuviera todo el tiempo del mundo y la miro de arriba abajo.
- Tienes razón, pero he de decirte que esto es mucho mejor.
Paula se sonrojo vivamente.
- No te creo.
- Bueno, pues ahí diferimos. Me resultan mucho más sexys la franela y el pelo revuelto, que un traje de tweed recto.
- No me visto para resultar sexy.
-No -admitio Pedro, esbozando una sonrisa-, desde luego que no. Pero deberías empezar a hacerlo. Eso va a ser lo primero de nuestra lista.
Lección número uno: Cómo vestirse para gustar a un hombre.
No hay listas. Ni hoy ni nunca. Ni tampoco lecciones. Te llamé, pero ya habías salido de... ¿Qué estás haciendo?Era una pregunta estúpida, Lo que estaba haciendo era acariciarle el pelo y acercarse a ella. Tanto, que ella podía oler en su piel el frío de la calle.
-Pedro-Paula se aclaró la garganta-. ¿No me has oído? He decidido que no vamos a continuar con... tu proposición. Si conozco algún hombre, será por mí misma y a mi manera. No quiero que tú...

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