miércoles, 20 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 22

-Muchas gracias por pensar en mí -dijo ella, sonriéndole. Luego empezó a recoger sus cosas.
- Paula.
Ella levantó la vista de su escritorio y se fijó en que él seguía mirándola, apoyado en la pared.
- ¿Me necesitas para algo?
-¿Que... si te necesito?
- Ya sabes que me tienes para todo lo que quieras, Paula.
-Gracias, pero no necesito nada -dijo ella sin comprender qué era lo que pretendía él con aquella propuesta.
- Bueno, si estás segura de que puedes ponerte esas botas tú sola...
Las botas. Claro, se refería a las botas, pensó Paula.
- No te preocupes, podré ponérmelas yo sola.
-¿Seguro?
-Sí.
- En ese caso, nos veremos mañana, Paula.
Él se dispuso a entrar en su despacho, pero en el último momento se giró de nuevo hacia ella.
-Oh, ¿Paula?
-¿Sí?
- Te agradecería que mañana no te pusieras un traje de esos de tweed.
-¿Cómo?
-¿No son de tweed tus trajes?
- La verdad es que no. El tweed es un tejido muy basto. Esto es lana.
-¿Por qué no te pones mañana algo de seda? –le propuso Pedro.
-¿Seda?
Él estaba empezando a arrepentirse de su oferta al ver que aquella mujer lo estaba mirando como si le hubiera preguntado si tenía en su vestuario algo de lo más extraño.
-Sí, podrías ponerte algún vestido.
- Bueno, tengo un traje con adornos de seda.
- Está bien, tráelo mañana.
-¿Para qué? -preguntó Paula, frunciendo el ceño.
-Porque los trajes que sueles llevar no son adecuados para lo de mañana por la noche.
-¿Mañana por la noche?
-Sí, voy a llevarte al cóctel que da Internet Resources. Tú fuiste quien me lo apuntó en la agenda.
- Lo recuerdo, pero, ¿qué tiene eso que ver conmigo?

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