sábado, 23 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 34

Pedro decidió que al día siguiente se sentaría, sacaría la agenda y haría una lista de los solteros con los que Paula podía quedar sin peligro. Le llevaría su tiempo. Tendría que revisar su educación, hablar con gente que los conociera, hablar con ellos...
-Ahora, si no te importa, me voy a ir, Pedro.
-Espera -dijo Pedro, agarrándola del brazo-. Justamente estaba pensando en marcharme yo también. Vamos por tu abrigo y...
-Oh, pero yo no pensaba marcharme contigo -protestó Paula con una amplia sonrisa mientras miraba a Martín, que la estaba mirando a su vez-. Martín me ha invitado a cenar.
-¿A cenar? ¿Tú y... Martín?
Martín se acercó a Pedro y lo miró con complicidad.
- La comida que han puesto no está a la altura, Pedro. Parece que los de United Broadcasting están ahorrando para pagarme los dos mil dólares más que me han prometido en mi nuevo contrato.
Martín soltó una carcajada. Paula  esbozó una sonrisa y Pedro se metió las manos en los bolsillos de los pantalones.
- Martín, ¿podrías traerme el abrigo, por favor? -Este obedeció y Paula se acercó a Pedro.
-Pedro, estoy segura de que entiendes que lo que ha pasado en el ascensor... -se humedeció los labios- fue un error.
-¿Quién lo ha dicho?
-Oh, vamos. Sabes que es cierto.
-¡Lo único que sé es que no es una buena idea que vayas a cenar con Martín!
-Es una excelente idea -Paula le tocó el brazo-. Te agradezco que hayas hecho lo que me dijiste. Me refiero a lo de presentarme solteros.
-¿Lo dices por Martín?
- Es un hombre encantador.
Pedro hizo una mueca.
- Su sonrisa es exagerada. Apuesto a que todos los dientes son falsos -la agarró del codo y la atrajo hacia sí-. Y no lo conozco lo suficiente como para estar de acuerdo en que vayas a cenar con él.
Paula se soltó.
-Eso soy yo quien lo tiene que decidir.
-¡Maldita sea, Paula! No puedes salir con nadie a menos que yo te diga...
-¿Estás lista? -le preguntó Martín, sonriendo a ambos.
-Sí -dijo ella, mirando fríamente a Pedro.
Pedro pensó en contestar algo o en dar un puñetazo a Martín. Incluso pensó en poner a Paula sobre los hombros y llevarla al ascensor...
Pero era un hombre civilizado. Así que se fue a la fiesta, pidió una copa y vagó por el salón hasta que vió a Clara.
-Clara-la llamó.
Cuando la mujer se volvió y le sonrió, él tendió los brazos hacia ella...

No hay comentarios:

Publicar un comentario