miércoles, 20 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 24

-Muchas gracias por darme permiso –replicó ella.
-Por mí puedes quedar con todos los hombres que te encuentres en el metro.
- Yo nunca quedaría con un hombre a quien no conociese - Paula se dirigió hacia la puerta.
- Excepto anoche.
-Excepto anoche, pero, ¿cómo iba a suponer que me presentarías a un pulpo?
-¿Eso es lo que era? -Pedro se acercó a ella con los ojos brillantes y la agarró por los hombros-. ¿Qué fue lo que te hizo ese canalla? Dímelo. Iré a buscarlo y le ajustaré las cuentas.
- Ya te he dicho que no me hizo nada. Y te aseguro que no necesito ningún protector.
- Llevas razón. Lo que necesitas es un guardián -aseguró él mientras se fijaban en cómo le latía un pequeño músculo junto a la boca. Le entraron ganas de besarla ahí.
-Pedro-dijo en voz baja.
Él la miró a los ojos y se dio cuenta de que ella lo miraba como si no lo conociera. Y tenía razón. Porque debía haberse vuelto loco. Solo así podía explicarse su comportamiento.
Porque lo cierto era que lo que más le apetecía en esos momentos era soltarle el cabello y acariciárselo. Luego le desabrocharía el abrigo y le levantaría la falda al tiempo que la volvía a besar.
-Paula-dijo con voz ronca-. Paula...
Ella se apartó de él y trató de alcanzar el pomo de la puerta, pero él fue más rápido que ella y la agarró del brazo y le hizo que se diera la vuelta...
- Mira, Paula, intenta ponerte en mi lugar. Desde mi punto de vista, yo tengo cierta responsabilidad sobre tí, ya que eres mi empleada. Además, no tienes familia aquí, en la ciudad.
-¿Por qué lo sabes?
Porque acababa de leer el impreso que ella había rellenado cuando entró a trabajar allí. De repente, le habían entrado ganas de saber su edad, su estado civil y todos los datos que pudiera averiguar sobre ella. Al fin y al cabo, era normal, ya que tenía que conocerla bien para hacer de casamentero.
-Porque me lo dijiste cuando entraste a trabajar aquí. Y también me dijiste que eras de Rochester, ¿verdad?
-Sí, pero eso no significa...
-Mira, me siento culpable por lo de anoche. Si no te hubiera presentado a Hernán y si no me hubiera enfadado tanto cuando...
-No fue culpa tuya. Ya te he dicho que soy lo suficientemente mayor como para ser responsable de mis actos. Fui una tonta al salir a cenar con Hernán. Y en cuanto a lo de los anuncios de contactos... también tienes razón. Sé que estaba cometiendo un error.
Pedro sonrió mientras agarraba entre los dedos un mechón de cabello que se le había escapado de la coleta.
-Sí, me habrías hecho ir a hablar con todos esos tipos.
-¿Para qué?
- Para advertirles que no trataran de propasarte contigo.
Ella soltó una carcajada y todo su rostro se iluminó.
- Sí, un guardaespaldas es justo lo que necesito.
-Sí -dijo él, mirando su boca-, eso es lo que necesitas.
-Pero no te preocupes -aseguró ella-. No voy a salir con ningún tipo de esos de la sección de... Pedro,¿se puede saber qué estás haciendo?
El estaba abriendo la horquilla con la que ella se recogía el pelo.
-¿Es natural?
-¿Que si es natural el qué? -susurró ella, sintiendo la boca seca de pronto.
-El color de tu pelo.
-Claro que es natural.
-Es como el de un gorrión -aseguró Pedro-, y me encanta cómo huele - añadió, hundiendo la cabeza en él.
-Es... el champú que compré la semana pasada de oferta.
-Me gusta. Huele a flores.
- De verdad que tengo que irme si quiero evitar la hora punta del metro -dijo Paula, a pesar de que se estaba excitando al sentir el cuerpo de él tan cerca.

4 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! cada vez más cerca!

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  2. Guauuuuu !! se eata poniendo buena la historia !!!!

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  3. Ahhhhhh, noooooooooo, eso es maldad pura dejar la historia ahí jajaja. Ya quiero leer los de hoy.

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  4. noooooooooooooooo que no se valla Paula .. jajaja muy buenos los capi. Naty

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