jueves, 21 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 25

Pero luego se recordó que era su jefe y se apartó casi bruscamente.
-Creo que debemos replantearnos nuestra relación, señor Alfonso -dijo ella, poniéndose una bufanda y sacando unos guantes de lana del bolsillo.
- Te he dicho que me llames Pedro.
-No, creo que será mejor que le siga tratando de usted. Hay que mantener el decoro del despacho.
- No creo que el hecho de que me tutees afecte al decoro de nuestro despacho.
En ese momento, se abrió la puerta.
- ¿Pedro?
-Malena -dijo él, quedándose helado.
-Pedro, ¿por qué estás tratando de evitarme todo el tiempo? -preguntó Malena, acercándose a él y abrazándolo.
Pedro se apartó de ella.
-¿Qué estás haciendo aquí, Malena?
- He venido a ver por qué no contestas mis llamadas.
- Malena, ya te expliqué que lo nuestro...
-¡No digas eso! Me niego a aceptarlo.
- Malena...
-He reservado mesa en Alfredo's. Iremos a cenar y charlaremos tranquilamente de todo.
- No, Malena, no iremos a cenar juntos.
-Bueno -intervino Paula-, es tarde, señor Alfonso, así que si no le importa...
-Es cierto -dijo Pedro rápidamente-. Se nos está haciendo tarde.
Pedro  fue corriendo a su despacho y volvió inmediatamente con el abrigo puesto.
- Ya estoy listo -dijo, poniéndose sus guantes de cuero y dándole la mano a Paula.
-¿Se puede saber que estás haciendo? –susurró ella.
- Tenemos que irnos o llegaremos tarde -dijo él, sonriendo-. Ya sabes que a Donovan no le gusta que la gente se retrase.
-¿Quién es... ?
Él se inclinó sobre ella y la besó. Luego, se volvió hacia Malena, que lo estaba mirando atónita. De pronto, dos lágrimas rodaron por sus maquilladas mejillas.
-¿Estás saliendo con esta... ?
-Así es -dijo él, sonriendo a Paula.
Ella iba a protestar cuando él volvió a besarla. Pero en esa ocasión, lo hizo apasionadamente. Ella sintió cómo se le encogían los dedos de los pies dentro de las estrechas botas...

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