miércoles, 27 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 55

Pues ya lo habían hecho de manera que, si ella se quería ir a casa, él debía dejarla marchar. Luego consultaría su agenda y pensaría en alguna mujer a la que llamar para salir aquella noche. El problema era que no le apetecía ver a nadie. Excepto a Paula.
- Escucha, si no quieres hacerlo... si prefieres que te deje en casa, no pasa nada.
Se quedó en silencio unos segundos, esperando la respuesta de Paula.
- No, no me lleves a casa. Te acompañaré a Connecticut.

De repente, Pedro  sintió como si el coche estuviera lleno de electricidad. Luego miró a Paula, que estaba sentada muy quieta con las manos sobre el regazo.
- De acuerdo.

Dejaron la ciudad poco después y se dirigieron hacia el sur. Las carreteras estaban bastante vacías y nevaba cada vez más. Pedro pensó entonces que donde tenía que estar era en su casa, que aquello no tenía sentido. Él no necesitaba la opinión de Paula. Ya había decidido comprar aquel terreno. Y no como inversión, sino porque le gustaba mucho aquella casa y el bosque que la rodeaba.
Pisó el freno y se detuvo en el arcén.
- Esto es absurdo. Voy a llevarte de vuelta a casa.
-¿Pedro?
-¿Sí?
- Mírame.
Al hacerlo, le dio un vuelco el corazón. Ella estaba muy guapa. Tanto... .
- ¿De verdad me quieres llevar para que vea un terreno?
-No -susurró él.

Rápidamente, se quitó el cinturón de seguridad y luego se lo quitó a ella. La tomó en sus brazos y buscó su boca para besarla apasionadamente.
-Paula, ven conmigo y déjame que te enseñe lo que de verdad quiero enseñarte.
Ella agarró el rostro de él y lo besó.
-Sí, Pedro, claro que sí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario