sábado, 30 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 68

¿Qué había hecho? Enamorarse de Pedro  no solo era una estupidez, sino que también era un desastre. Él no la amaba. Ni siquiera quería tener una aventura con ella. Y se lo había dejado totalmente claro. Él solo tenía pensado enseñarle lo que era el sexo y... Ya lo había hecho.
Pero aquel fin de semana terminaría como todo lo demás. El lunes por la mañana, ella iría al despacho y...
Y nada sería lo mismo. Pedro la miraría, pero no como siempre lo había hecho. La miraría del mismo modo que miraba a Malena, con tristeza o puede que con vergüenza...
Y el rechazo de Pedro la mataría. Ella se había burlado del modo en que Malena lo había perseguido, pero ya no le resultaba tan fácil burlarse después de haber hecho el amor con él.
«De acuerdo», se dijo decidida. Lo mejor era terminar cuanto antes.
Había dejado de nevar, así que se vestiría, llamaría a un taxi, le daría las gracias a Pedro por... su esfuerzo...
- Veo que ya te has levantado.
Paula  vio a Pedro de pie en la puerta con una sonrisa en los labios. Iba descalzo y la barba de un día le daba un aspecto muy atractivo.
Le daban mareos solo de verlo.
- Me imaginaba que ibas a dormir todo el día.
Ella se tumbó y se tapó con la sábana. Luego miró la hora en el reloj que había sobre la mesilla. .
-Me acabo de despertar. No me di cuenta de que era tan tarde.
- Sí, pero es que estabas muy cansada.
Sus ojos se encontraron. Pedro se acercó a la cama y ella no pudo evitar sonrojarse.
-Pedro, me voy a levantar.
-Sí -replicó él, sentándose a su lado-. Te tienes que levantar, porque me he pasado horas haciendo crepes, beicon, salchichas y tostadas.
-¿Salchichas y tostadas? -dijo ella, sonriendo sin querer.
-No sabía tus gustos.
- Pues... creo que me saltaré el desayuno.
-Imposible -Pedro extendió una mano y le apartó un mechón de la frente-. ¿No hacías caso de lo que te decían tus profesores cuando eras pequeña? El desayuno es la comida más importante del día.
-Sí, pero...
- Además, eso no sería nada amable después de todo lo que he trabajado.
-Pedro, de verdad...
- Paula, creo que estás tratando de no comer lo que yo he preparado.
- Te agradezco que hayas preparado el desayuno, pero las carreteras estarán ya despejadas - respondió Paula, haciendo un esfuerzo por no reírse.
-Es cierto, así que podemos salir a cenar. Ya he reservado mesa en el The Hilltop bm. Te va a encantar.
- No me puedo quedar, de verdad, Pedro, tengo cosas que hacer.
- Yo también.
-Antonio necesita... que le dé de comer.
- Llama a la señora Maira - susurró Pedro, acariciándole la cadera-. Tiene un juego de llaves de tu apartamento... Me lo dijo cuando me estaba muriendo de frío porque tú no me abrías el portal -añadió al ver la cara de sorpresa de Paula -. Me contó muchas cosas. Que tú eras muy buena y generosa. Que eras muy sexy y muy guapa...

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