martes, 19 de mayo de 2015

Cuestiones Privadas: Capítulo 18

- ¿Y eso qué se supone que quiere decir, señor Alfonso?
- No importa lo que quiere decir, sigo esperando a que me digas a quién estabas llamando.
-¡Pero por el amor de Dios! No va a quedarse tranquilo hasta averiguar la verdad, ¿no es así? -agarró la revista y le dió un golpe en el estómago con ella-. De acuerdo, señor Alfonso, aquí tiene la verdad. Y espero que la disfrute.
Se apartó de él, temblando de rabia y humillación.
Podía oír a Pedro leyendo los anuncios en voz baja. Hubo un silencio prolongado antes de que hablara de nuevo.
- ¿Estabas contestando un anuncio de la sección de contactos?
-Sí.
- ¿Estabas diciéndole a uno de estos hombres que querías salir con él?
-Sí.
-¿Ibas a salir con un desconocido? ¿Con un idiota que se identifica como sexy, con dinero y atractivo? ¿ Y qué demonios significa e y al?
Paula se volvió y miró a Pedro a la cara. Se había puesto colorada y Pedro tuvo que hacer un gran esfuerzo para no tomarla en sus brazos y consolarla.
-Quiere decir pelo castaño y ojos azules -explicó-. Y para su información, mucha gente se conoce a través de anuncios de este tipo.
-¿Para qué? -preguntó Pedro, mirándola con ojos brillantes.
-Para... para salir con alguien. Para ir a cenar juntos o a ver una película...
Ella se fijó en que él parecía aturdido.
-No espero que lo entienda -continuó-. Usted nunca está solo, a menos que lo desee así. Usted nunca tiene que enfrentarse a un fin de semana en el que su único plan es limpiar su apartamento y lavarse el pelo.
-¿Así que es por eso? ¿Porque no tienes nadie con quien salir?
- Exacto.
-¿No conoces a ningún hombre? ¿Es por eso por lo que aceptaste la invitación de Hernán? ¿Solo porque estás sola?
-No estoy sola. Tengo amigas y también un canario.
- Sí que estás sola y por eso saliste con esa serpiente.
- ¿Está usted sordo, señor Alfonso? Ya le dicho que no estoy... -Paula frunció el ceño-. ¿Le ha llamado usted serpiente?
- Sí, y eso fue lo que trataba de decirte ayer, pero tú no quisiste escucharme.
- No trataste de decirme nada, te limitaste a darme órdenes -aseguró ella-. Además, Hernán Paz me dijo que eran muy buenos amigos.
- No es cierto.

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