viernes, 22 de julio de 2016

Una Luz En Mi Vida: Capítulo 32

—Tiene una casa en los bosques, en alguna parte al norte de Toronto. Nunca he estado allí, así que no sé exactamente donde está.

— ¿Se ha molestado alguien en llamar allí para saber si ha vuelto de su viaje?

—Por supuesto que no. ¿Por qué? —refunfuñó Facundo.

— Porque es un miembro de tu familia.

— ¿Quieres dejar de repetir la misma canción? —explotó Facundo.

— Nadie habla de él en esta casa. ¿Qué hizo para merecerlo? —gritó ella.

— Dado que tú eres la única interesada, mejor se lo preguntas a él la próxima vez que lo veas.

— Olvidas, Facu —replicó Paula con sarcasmo—, que nunca le he visto.

Facundo tardó un momento en captar el significado de esas palabras, lo que le dió tiempo a ella para arrepentirse de haberlas pronunciado.

-Lo siento, Facu, nunca debí haber dicho eso. ¿Pero te das cuenta ahora de por qué estoy tan interesada en ver una fotografía suya? Él hizo que mi vida cambiara, y todavía no he podido agradecérselo, y a nadie parece importarle dónde se encuentra.

— Está bien. Siento haber perdido la calma. Pero parece que lo único que quieres desde que llegaste aquí es saber algo acerca de Pedro, y comienzo a cansarme de tantas preguntas. Ven y siéntate a mi lado, junto al fuego, quiero hablarte del negocio que he hecho hoy. Ella sabía que ninguna de sus preguntas sería respondida. Pero no queriendo discutir más, se sentó a su lado, y trató de demostrar interés en un tema que no le interesaba lo más mínimo.

—Eres tan guapa... —dijo él con voz ronca—. Más que hace un año. No tienes ni idea de lo mucho que te he echado de menos, Pau.

—También yo —replicó Paula, y era verdad—. A menudo me pregunté por qué no podrías al menos haberme ido a ver de vez en cuando.

—Tu madre me hizo prometer que no lo haría; pensó que eso sólo te haría más daño. ¿De veras me echaste de menos, cariño? —preguntó, acariciándole un hombro.

—Por supuesto que sí —contestó la chica, distraída, recordando la forma en que Pedro se había enfrentado a su madre, diciéndole que derrumbaría la casa ladrillo a ladrillo si se negaba a dejarle pasar.

— Me alegro. Porque eso significa que todavía te importo —expresó él, deslizando una mano bajo el cabello de ella, y atrayéndola hacia sí con sorprendente fuerza. Paula parpadeó, volviendo a la realidad sobresaltada. Facundo... El silenció toda protesta besándola como un experto, ignorando la tensión de su cuerpo y su falta de respuesta. Cuando levantó la cabeza, había fuego en sus ojos.

—Cálmate y disfruta. Nadie nos molestará aquí.

Ella lo intentó, porque después de todo se trataba de Facundo, a quien había amado no hacía mucho tiempo. Pero no funcionó. No había ni el más ligero rastro de la dulzura de los besos de Pedro. Trató de separarse de él.

—¡Por favor, Facu, detente!

—Te amo, Pau. Nunca he dejado de quererte.

Eso tenía que terminar. Con toda calma de que fue capaz, la chica dijo:

— Facu, esto es demasiado para mí. Recuerda que permanecí sola durante el año que estuve ciega, y todavía me estoy acostumbrando al hecho de haber recuperado la vista. Es muy pronto para saber lo que siento por tí. ¡Sólo hemos pasado unas pocas horas juntos!

— Necesito una copa —confesó él, dirigiéndose hacia el bar, y agregó—: ¿Quieres una?

—No, gracias —ella trató de cambiar de tema—. Lucrecia me ha dicho que vais a dar una fiesta mañana. Dime, ¿Estoy invitada?

— Por supuesto. Le dije a mamá que serías mi compañera. Habrá unas veinte personas, creo. Mi jefe y su esposa: Carlos y Julia Thurston, algunos amigos y socios de papá. Quiero que Carlos se lleve una buena impresión de tí, ha comenzado a insinuar que debo establecerme.

Carlos y Julia Thurston fueron los primeros en llegar a la fiesta y enseguida repararon en Paula. Carlos era de constitución fuerte y de estatura baja. Su esposa, arreglada con exageración, tenía la mirada más fría que Paula había visto, junto con una memoria semejante a la de una computadora respecto a todo lo referente a las relaciones entre las «mejores» familias. Pronto llegó a la conclusión de que el árbol genealógico de Paula era aceptable, y enseguida perdió el interés por ella, dejándola a merced de las exageradas atenciones de Carlos.

2 comentarios:

  1. NO entiendo nada, cómo que Pau volvió con Facundo??? No quiero, quiero que vuelva ya Pedro y se la lleve.

    ResponderEliminar
  2. Me muero de intriga de que pasó con Pedro

    ResponderEliminar