domingo, 3 de julio de 2016

La Usurpadora. Capítulo 34

La casa de Ana  Alfonso era lo que Paula había esperado: lujo por doquier.

La llegada de Priscilla y de ella causó tanta sensación como se imaginó. Eso era lo que había temido y cuando sintió el brazo protector de su padre rodearle la cintura, se apoyó agradecida contra él.

—Ven para que te presente a mi madre —le murmuró Pedro al oído.

Paula se volvió sobresaltada y se separó del arco de su brazo.

—¡No me dí cuenta… creí que eras mi padre!

—Le dije que me encargaría de tí… Prisci se lo llevó a tomar algo. Ahora ven a conocer a mi madre —repitió con firmeza.

Ella asintió, humedeciéndose los labios, nerviosa.

Pedro le puso una mano debajo del codo.

—Lamento lo que pasó antes —dijo con voz ronca—. Fue algo… tonto.

—No sé a qué te refieres.

Su mano la apretó.

—Casi estuve tentado a besarte y no a Prisci —reveló—. Fue algo tonto de mi parte. ¿Quién es Ezequiel?

—Ya te dije… un amigo.

Pedro  la hizo girar para mirarlo a la cara.

—¿Qué tan amigo?

—¡Vamos, Pedro! Mi amistad con Eze no es asunto tuyo.

—Sabes que sí lo es, Paula…

—¡Pepe! —una mujer de estatura baja y cabello entrecano apareció a su lado. Mirándola bien, Paula notó cierto parecido con Pedro, así que adivinó que era su madre, por lo que debía tener más de cincuenta años. La mujer miró a Paula con una cálida sonrisa—. Tú debes ser Paula —le tendió la mano.

—Es un placer conocerla, señora Alfonso —dijo con timidez.

—¡Tu parecido con Prisci es increíble!

—Y sin embargo usted notó la diferencia —sonrió Paula.

Ana se quedó mirando a su hijo.

—Ve a traernos algo de tomar, querido.

Pedro parecía a punto de ignorar la orden, luego, lanzándole una mirada de disgusto a su madre, se volvió en dirección del bar.

Ambas lo vieron alejarse, Paula con alivio y su madre con… Paula no pudo saber los sentimientos de la mujer.

—Mi padre y Priscilla…

—Están hablando con mi otro hijo —asintió Ana.

—No sabía que tuviera otro hijo.

—Y una hija también. Te los presentaré más tarde, también a Agustín, el esposo de Luciana. Están esperando la llegada de su primer bebé, mi primer nieto —sonrió—. No estoy segura de que me guste ser abuela, envejece mucho.

Paula rió ante su expresión.

—Mi madre siempre decía que sólo se es tan viejo tomo se siente.

—Un buen dicho. Siempre que no se sienta una de cien años.

—Conozco esa sensación —rió Paula.

—Pepe me dice que eres modelo —comentó interesada la señora Alfonso.

—Lo era. Ahora ya no estoy segura de lo que soy —encogió los hombros—. Mi padre no parece aprobar que las mujeres trabajen para ganarse la vida.

—¿Te refieres a Prisci?

—Sí —asintió Paula.

—Pienso que tu padre respetará tu deseo de independencia. Prisci es distinta, le gusta actuar de anfitriona. Será una maravillosa esposa para Pedro.

—Sí —Paula estuvo de acuerdo al ver que Pedro se les acercaba con unas bebidas en las manos.

Su madre le tocó gentilmente el brazo.

—No —le rogó con voz ronca.

Paula se sobresaltó.

—¿No qué, señora Alfonso?

Los ojos de la mujer estaban llenos de compasión.

—No ames a mi hijo, Paula.

—Yo…

—Aquí tienen —Pedro le dió la bebida a su madre y frunció el ceño al ver la palidez del rostro de Paula—. ¿Paula? Paula, ¿qué te pasa?

—Nada, no me pasa nada. Yo… discúlpenme —pasó a su lado y se dirigió a la puerta abierta que conducía al jardín iluminado por la luna. Tembló a pesar de la calidez de la noche, preguntándose cómo pudo Ana Alfonso adivinar tan pronto sus sentimientos.

—¡Paula! —Pedro la hizo girar en redondo para mirarlo y le levantó el mentón—. ¿Qué fue lo que te dijo mi madre?

—Yo… nada. Sólo que… creí por un momento que me iba a desmayar. Ahora ya estoy bien. ¿Volvemos a entrar?

—¡No! —Pedro la detuvo a la vez que la miraba con fijeza—. Quiero saber qué dijo mi madre.

—Ella… ella… oh, ¿qué importancia tiene? —de pronto gimió—. ¡Pedro! —y cayó en sus brazos.

Él no necesitó más y la abrazó con fuerza. Sus corazones latieron al unísono y sus labios se unieron a pesar de que no podían hacerlo sus cuerpos.

2 comentarios:

  1. Espectacular la maratón, cada vez más intrigante esta historia.

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  2. Muy buena la maratón! pero que raro actúan todos, que quiso decirle Ana con eso!

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