lunes, 23 de noviembre de 2015

Pasión Abrasadora: Capítulo 61

Esa misma noche, a las ocho y media en punto, Paula  estaba vestida y lista para ir al baile. Isabella y ella habían compartido algo de cenar en la habitación de Paula, y ahora la niña se había acostado en su cama, abrazada a su osito de peluche. Paula estaba terminando de maquillarse cuando escuchó la voz de Isabella desde la cama.

—Pareces una princesa de cuento —dijo con una sinceridad aplastante.

¿Lograría casarse con el príncipe? No, puesto que el príncipe no la quería. Solo la deseaba en la cama.

¿Quizás cambiaría de parecer al verla así vestida? Ese pensamiento la asaltaba desde lo más profundo de su ser. «No quiero a Pedro», pensó aterrada. «No estoy enamorada de él».

¿O tal vez sí? ¿Rechazaría mil colgantes por estar entre sus brazos y oír cómo le decía que la quería?

Fijó su atención en la imagen del espejo. Llevaba el pelo recogido en un moño en lo alto de la cabeza y el cuello desnudo. El vestido se ajustaba a su cuerpo como un guante. El colgante brillaba en su escote. Los pendientes refulgían y lanzaban destellos. Estaba serena y muy elegante.

Pero el aplomo era fingido.

Sin embargo, el vestido era real. ¿Sería posible que Pedro la mirara con otros ojos? ¿Qué su mirada fuera más allá de su apariencia externa?

Ese cuerpo que llevaba dentro a su hijo. Paula no quería criar a un hijo sin padre. Ella había amado profundamente a su padre y había añorado su presencia durante muchos años. ¿Todo se reducía a eso? ¿Quería a Pedro tan solo para que su hijo tuviera a un padre?

Haciendo gala de su sinceridad, Paula comprendió que estaba evitando la verdad. Amaba a Pedro, en cuerpo y alma. Amaba su pasión, su ternura, su risa y su virilidad. Tanto para ella como para el bebé. ¿Era eso amor?

—Parece que hubieras visto un fantasma —señaló Isabella con un escalofrío de placer.

Paula miró a la niña acostada en su cama.

—Estaba soñando despierta.

—Seguro que papá también cree que eres una princesa cuando te vea.

—Tu madre me eclipsará, Isabella.

—Pero tú eres más guapa —dijo Isabella inocentemente.

Paula reprimió una sonrisa.

—Gracias por ayudarme a ponerme el colgante —señaló.

Paula había tenido dificultades para colocárselo sola y había recurrido a Isabella.

—Es muy bonito. Papá tiene que quererte mucho para comprarte algo así.

—Está agradecido —dijo Paula—. Eso es todo. No debes ilusionarte demasiado.

Y eso era precisamente lo que Paula había estado haciendo. Paula decidió esperar al día siguiente para revelarle a Isabella que se iría muy pronto de la casa. Para decirle que se marchaba muy lejos y ya nunca volverían a estar juntas. Odiaba pensar en ello. Pero tenía que hacerlo, y de la forma más amable y menos traumática para la niña.

2 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! ojalá paula le cuente sobre su embarazo a Pedro!

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  2. Qué buenos caps Naty, cada vez más linda esta historia. Pau le tendría que decir pronto que espera un hijo suyo a Pedro.

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