domingo, 1 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 70

¿Sería feliz por toda la vida con él?
Bueno, eso no podía saber, pero mientras lo era, lo disfrutaría.
Volvieron a su casita cinco días después de nuestra boda, había sido una hermosa luna de miel, pero extrañaba a las nenas más de lo que podía imaginar, le dieron esos días en la empresa y cuando volvió aun tenía el sábado y domingo para disfrutarlas y mimarlas…
-Pensé que papá y tu no volverían más. – dijo Jessica abrazando a Paula.
Ya hacia un rato que estaban las tres sentadas en el sofá conversando y les contaba Pau lo tan bonito que era Cancún, mientras que ellas le hacían varias preguntas sobre el viaje, la verdad era un momento especial para Pau ya que las extrañaba montón.
-Ay mi amor, fueron solo cinco días. – dijo Pau. – Bueno, es cierto que las extrañé muchísimo, pero ya estoy aquí y los próximos viajes ustedes van con nosotras ¿Si? – las dos asintieron. – He hablado con papá y quedamos de que en las vacaciones las llevaremos a Acapulco, para conocer el mar. – les sonrió mientras las nenas se levantaron y pulsaban de alegría.
-¿Y como es el mar? – preguntó Soledad.
-Enorme, de un azul impresionante, es bellísimo, algo que solo Dios puede hacer. – le explicó como si lo estuviera viendo. – Pero después les muestro las fotos y verán si les gustan, pero seguro que si, porque es hermoso.
-Mm ¿Entraron en el mar mamá? – ahora quien le preguntó fue Jessica.
-Claro mi vida, estaba súper el agua.
-¿Que más hicieron? – Paula se acordó de las noches que tuvo con Pepe, pero eso no podía contarles, no porque eran chiquitas y si porque era algo muy intimo que pertenecía solamente a los dos.
-Pues, hablamos mucho, comemos mucho, tomamos también jajaja, y bailamos.
-¿Y ya hicieron a mi hermanito verdad? – Pau se echó a reír con la pregunta inocente de Soledad.
-Dios quiera que sí.
-¿Le pediste a la cigüeña Candy? Porque me imagino que en el mar hay muchas ¿No? – le preguntaba Jessica. – No sé, pero ¿Cómo se puede pedir un bebé a la doña cigüeña? ¿Se habla con ella?
-Ay mi vida, le mandamos una carta y ella ve si seremos aprobados o no. – Pau tenía ganas de reír pero se aguanto. – Pero bueno, tenemos que esperar ahora la respuesta de la doña cigüeña, porque es una señora muy ocupada con tantos bebés y a veces tarde de realizar el sueño de una pareja.
-Ah ¿Y como es que ella le pone en la panza de la mamá el bebé? ¿Por qué es ahí que se queda no? Una vez he visto en el orfanato un video sobre eso, donde venia la doña cigüeña a dárselo el bebé a la mamá pero ya era grande, no se puede, les dije que era mentira porque no había como poner un bebé tan grande en la panza ¿Verdad? – Pau le asintió a Soledad, y luego miro a Jessica que le prestaba atención, sabía que un día le tocaría hablar sobre esas cosas con las nenas, pero estaba siendo más que divertido.
-No Sole, es que le ponen un granito y crece adentro, pero nace grande ¿No mamá? – Pau les asintió, la verdad estaba un poco perdida con toda esa historia de la cigüeña, tanto que no sabia que decirles, si reír o llorar.
-Jajaja, bueno, es así… - les empezó a explicar. – Cuando una pareja se ama, como tus papá y yo, nos casamos y le hacemos una carta a la señora Cigüeña, pidiéndole un bebé ¿Me entiendes? – las nenas les asintió, prestaban más atención que todo. – Bueno, después que recibe la carta ve si el amor de la pajera es como dicen en la misma, y los hacen muchas pruebas, y si no esta muy ocupada les da un bebé rapidito pero si esta ocupada, pues, a esperar y tener mucha paciencia. – respiró hondo. – Y cuando viene a darte el bebé, le da un granito, chiquito… - inventaba, la verdad no sabia por donde ir. – Y se lo come y ahí crece en la panza, y crece y crece un poco más, hasta después de nueve meses nacer, o sea, el bebé.
-Ah ¿Enserio es así? – dudo Jessica. – Pensé que sería más simple, pero veo que no.
-Jajaja ¿Y como llegan las nenas que no tienen mamá? – preguntó Soledad.
-Igual mi amor, un día tuvo mamá, todas nacemos igual mi vida. – les sonrió y se levantó de inmediato para no alargar más esa historia de los bebés.
Antes que Pepe llegara del trabajito que había ido a hacer, Paula puso las nenas para dormir un poquito a la tarde y se sentó en el suelo de la sala revisando los papeles que había traído del orfanato. Los leía una y otra vez sin entender ¿Por qué beep no había fecha de nacimiento? ¿Por qué Jessica era la única que no tenía un documento de nacimiento donde debería tener los nombres de su padre? Nada entraba en su cabeza. Paula corrió hasta su habitación en silencio y trajo su notbook para la sala, lo prendió y empezó a pesquisar sobre la casa de niños que mencionaba donde había nacido a Jessica.
-Casa del Niño Virgen de Guadalupe, fue fundada en 1904 por una iglesia católica, el orfanato fue reformado hace seis años gracias a una gran cuantía donada por un empresario de la Ciudad de México, y por obra de Dios hoy están instalados más de ochenta y cinco niños para adopción. – leía ella en la pagina principal del site de la casa del niño, de pronto se deparó con una dirección, no, no podía ser que era un orfanato cerca a donde había tenido a su hija, en la misma ciudad. – No puedo creer. – respiró hondo y siguió leyendo más. – Los niños hoy están en cuidado de la madre superiora Sor Remedios desde 1970, donde llegó de Colombia para hacer una visita y encantaba por los niños dejo todo en su país para dedicarse a ellos. – miró hacia lo nada. – Si mi papá ha dejado a mi hija ahí también esa señora debe saber quien es o quien la adopto, o por lo menos me puede decir cuando llego Jessica ahí.

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