miércoles, 11 de noviembre de 2015

Pasión Abrasadora: Capítulo 22

—¿Quieres decir que me has comprado ropa? —preguntó con visible hostilidad.
—Sí. Imaginé que no tendrías ropa adecuada para ir al trópico.
—¿Cómo sabías que talla uso?
—Te he tenido en mis brazos, Paula.
Paula se puso colorada. Contrastaba con el vestido y el color del pelo. Haciendo caso omiso del rubor de sus mejillas, Paula levantó la cara en un gesto desafiante.
—Vas a tener mucho trabajo cuando vuelvas de Dominica. Tendrás que devolver todo esto.
—Un traje de baño, un par de camisones, pantalones cortos, camisetas y un vestido de noche —enumeró con tranquilidad—. ¿Por qué tendría que devolverlo? Sencillamente, lo guardaré para la próxima mujer que conozca, ¿no te parece?
—Así que esperabas comprarme —asumió Paula—. Unos cuantos vestidos en una maleta y me seguirá como un perrito agradecido.
—No. Ese no era el plan —replicó Pedro ofendido—. No puedo comprarte, Paula. ¿Crees que no he pensado en ello?
—No quiero tu dinero. Ni tus regalos.
Pedro sabía que decía la verdad. Hacía mucho tiempo que nadie lo quería por él mismo. Siempre era por el dinero, las posesiones y el poder.
—Tú me deseas, Paula—aseguró.
—Es posible. Solo es lujuria. ¿Y qué?
—Ven a Dominica con Isabella y conmigo. Habitaciones separadas, una playa privada y piscina. Sin responsabilidades.
—No puedo, Pedro —exclamó Paula con evidente angustia—. Yo no actúo así. Te estaría utilizando.
Creía a pies juntillas cada palabra. No se estaba haciendo de rogar. Habría apostado toda su flota de aviones en esto. Pedro habló con todo el sentimiento de que era capaz.
—Salvaste la vida de Isabella, Paula. Quizás lo hayas olvidado. Yo no. Tres días bajo el sol no es gran cosa par algo que no tiene precio.
Paula no aguantó la aguda mirada de Pedro y posó la suya sobre la bolsa de viaje.
—¿Qué hay debajo de esa cosa amarilla? —preguntó con voz ahogada.
La cosa amarilla era un papel de envolver muy caro para un bikini minúsculo. Pedro se arrodilló y apartó el paquete para dejar al descubierto un vestido con mangas de seda, verde jade, muy escotado y una falda con mucho vuelo.
—Lo ví casi por casualidad en el escaparate de una tienda cerca de Westmount Square. Parecía hecho a tu medida. ¿Qué ocurre, Paula?
Había juntado las manos. Las lágrimas afloraron. Pedro se acercó y la abrazó con cariño.
—¿No te gusta? Te imaginé con él y…
Paula comenzó a hablar a borbotones, casi sin respirar.
—Yo también lo ví. La semana pasada. Antes de encontrarte. Estaba de compras y lo ví en el escaparate. Era precioso y sabía que estaba hecho para mí. Pero también sabía que no podía permitírmelo. Además, ¿dónde iba a lucirlo? ¿En la fiesta anual del cuerpo de bomberos? ¿En la mercería? Pertenecía a otra vida. No era para mí —Paula estaba temblando—. Me asusta. Pedro. Me da miedo pensar que, de alguna manera, tú también supieras que era para mí.
—Paula —dijo Pedro—. Ponte unos vaqueros y una camiseta. Vienes con nosotros. Te juro que en el tiempo que pasemos juntos no te pondré la mano encima. Cuando regresemos, puedes quedarte el vestido. Es tuyo.
Una lágrima rodó por su mejilla.
—Nunca lloro —dijo con rabia—. No puedo permitírmelo. Veo demasiadas desgracias en el trabajo, y sé que muchos compañeros darían cualquier cosa por verme llorar.
Pedro luchó por mantenerse en su sitio y no rodearla con los brazos.
—Unos cuantos días en la playa alejada del trabajo —dijo Pedro con calma—. Eso es todo lo que te ofrezco. Y un vestido que hará que tus ojos brillan como el mar.
Se secó las lágrimas con el dorso de la mano.
—Voy a prepararme. No tardaré.
Se apresuró al dormitorio. Pedro se quedó mirándola. Había jurado que no la tocaría. No tenía ni idea de cómo iba a mantener su palabra. Pero tendría que dejar las manos quietas a cualquier precio. Era una promesa. Se agachó junto al bolsón de cuero y. con sumo cuidado, volvió a guardar el vestido. Estaba en deuda con ese vestido. Por él Paula había aceptado.
Había hecho cosas muy duras a lo largo de los años. Pero tenía la sensación de que nada podía compararse con el esfuerzo que requería mantenerse alejado de la habitación de Paula Chaves.

4 comentarios:

  1. Me encanta esta novela!!! Es muy divertida jajaja

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  2. Hermosos los 5 caps, me encanta esta historia.

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  3. Esta buenisima esta historia! Muy entretenida y atrapante!! Me quedó con ganas de seguir leyendo.

    @06_Laury

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