miércoles, 4 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 79

-Como te extrañé mi vida. – le decía mientras le besaba por toda parte de la cara. – Mucho, demasiado, casi morí sin tí.
-Aw exagerado. – dijo ella. – Mira mi Rocío.
Pepe se agachó y como Pau también quedó sorprendido por la apariencia de la nena, era impresionante parecer tanto a Jessica, eran completamente iguales, en ese instante la madre de Paula se acercó a ellos con las nenas, y por primera vez las nenas quedaron frente a frente una de la otra, era como si estuvieran mirando al espejo, pero con ropa diferentes y quizás algunos gestos también.
La única cosa que les diferenciaba era que Rocío tenía el pelo más largo que Jessica y también la podía ver un tantito más chica que su hermana, ya Soledad empezó a reír cuando las vieron juntas.
-Como son igualitas ¿No? – dijo Sole para las dos.
-Ella soy yo y yo soy ella. – completó Jessica. – Eres mi hermana ¿Verdad? – Rocío le asintió, recordando lo que Paula le había explicado sobre su hermana. – Como somos parecidas, papá me dijo que éramos parecidas pero no pensé que tanto jaja.
-Si, mucho. – aun tenía vergüenza, pero pronto dejaría la pena de lado.
-Mmmm ¿Y a mi no me darán abrazos y besos? – preguntó Pau agachándose y recibiendo abrazos de Jessica y Sole, que casi la dejaron caer en el suelo. – Aw, así me matan. – las nenas reían mientras abrazaban a Paula fuertemente. – Como las extrañé mis chiquitas ¿No hicieron travesuras verdad?
-Un poquito no más mamá. – dijo Soledad. – Pero nos retó papá, y nos hizo ayudarlo a arreglar todo para recibirte ¿Sabias? Nos hizo de esclava, jajaja.
-Aw que papá malo, le voy a poner de castigo cuando llegue a casa. – Pau le sonrió. - ¿Y como están mis chiquitas? Parecen súper bien ¿Me extrañaron mucho?
-Chi, demasiado. – dijeron las dos a la vez, mientras que Rocío las miraba atentamente con una sonrisa, parecía que su familia era un encanto.
Paula  se levantó después de besar y abrazar a las nenas, mirando a su madre que había ido acompañarlas, ya Pedro le había explicado todo sobre Rocío, y sabía que su esposo les había engañado por un buen tiempo, y no solo a ella estaba sufriendo por eso y también a Pau, sabia que le dolía pensar que su padre la odiaba y hacia todo para no verla feliz.
-¿Como estás hija? – le preguntó su mamá abrazándola.
-Bien mamá, no podía estar mejor, la verdad. – le sonrió y luego miró a sus chiquitas, veía como Jessica hablaba con Rocío, ahora sí podía quedar tranquila, ya tenía a sus bebes, ya su sueño había hecho realidad. – Soy la mujer más feliz del mundo.
Si lo era ¿Y que mujer no estaría feliz después de encontrar a su hija? La que tanto había buscado. Su madre los llevo a su casa, donde podían descansar y contar todas las novedades que tenían, todos esos días había sido pesado para Paula, corriendo tras juez, tras la adopción y todo lo que estaba relacionado a la nena, los examen que debería hacer, y para colmo debería hacer todo de nuevo con Jessica.
Por fin había llegado a su casita, se sentía otra persona allá, podía ser chica, pero todo allí era un lujo para ella, era suya y de Pepe y eso que valía, pero lo que no sabia era que por poco tiempo quedarían allí, a parte, la familia empezaba a crecer cada vez más y debería vivir en una casa mayor, ya poco tenía espacio para las nenas correr, para jugar…
-Ya la casa está llena de niñas. – dijo su madre riendo. – Sabes mi vida, cuando Pepe me contó lo que había pasado de verdad con tus hijas, que tuviste dos nenas, tuve una conversa muy seria con tu padre, hablamos de todo eso y lo quería matar por hacerte todo ese tiempo infeliz, por haber mentido a tí y a mi también, pero ya pronto tendrá su venganza, porque Dios le dará, verás.
-Si mamá, lo mismo me dijo la monja donde estaba Rocío. – hizo una pausa y recostó su cabeza en el hombro de su madre. – Yo no sé porque papá me odia tanto, no sé porque tanto odio de los negros, tanto racismo en una sola persona ¿Apoco no son encantadoras mis nenas?
-Si mi niña, son tan lindas, estoy orgullosa de tener nietas como ellas, tan bellas, tan tiernas y tan traviesas. – rieron, pero era verdad, un niño cuando esta bien de salud siempre sería travieso. – Ahora pondrán ser felices, pero como decía que hablé seriamente con tu padre y resolví que él debe viajar un tiempo, dejar los negociones para los socios y descansar. – ella suspiró. – Todavía amo a tu padre y tengo miedo que haga una tontería porque últimamente está muy atormentado, por eso quiero que viajemos los dos juntos, compraremos un departamento en New York y quedaremos allá por una buena temporada.

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