miércoles, 4 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 81

Les daría el gusto de una noche de sexo salvaje, pero aun había muchas cosas que pasarían y la  lastimarían, como la partida de sus padres, él ni siquiera la  dejo acercarse a él para decirle adiós y eso me lastimó demasiado.
Quizás creía que ella era la única culpable por poner en la cabeza de su mamá que deberían salir del país y dejarla en paz, pero la verdad preferiría tenerlos cerca porque sabía perfectamente que los extrañaría demasiado. Dos días después estaba frente a los empresarios de la empresa y mudando para la nueva casa.
-¿Será que las nenas acostumbrarán acá? – preguntó Paula y enseguida las vió correr de un lado para otro. – Jajaja, que tonta, y yo aun pregunto. – respiró hondo y miró a Pedro  que estaba con las maletas en las manos prestes a subir las escaleras.
-Ahora si creo que podamos tener mis diez hijos. – él le guiñó un ojo y subió rápidamente las escaleras levando las ropas para la habitación de los dos.
Paula maneó la cabeza, era una indirecta para que subiera junto con él y pudieran jugar un poquito o mejor, estrenar la casa con una buena tarde de sexo, pero no, ahora no podía, las nenas estaban ahí y seguro los buscaría en algún momento, Pau fue en dirección a la cocina, todo allí era tan familiar para ella, bueno, había vivido toda su vida ahí, pero no era tan bueno como la casa chiquita de Pepe, allá se sentía mejor y más recibida.
-Mamá, mamá. – las nenas le gritaban. - ¿Y el perrito? – Rocío no había olvidado de su perro y Pau le prometió que así se mudaran les compraría un perro.
-Ay mi vida, más tarde vamos las cuatro a comprar el perrito ¿Si? – las nenas empezaron a correr de nuevo y gritar a la vez. - ¿Les gustan mucho esa casa?
-Chi, acá podemos tener muchos perritos ¿Verdad? Porque es enorme, y podemos tener también pajaritos, conejitos, vaquitas y todo los animalitos ¿Verdad mamá? – dijo Soledad sonriendo.
-Jajaja, mi vida, pajaritos no deben estar preso en un solo lugar, y los conejitos si podemos tener uno, pero vaquitas no, son muy grandes y necesitan lugares enormes y con muchas amiguitas. – Sole le hizo pucherito. – No me hagas esa carita, por favor, mira… - se agachó para estar frente a frente con ella. – Si quieres podamos comprar una parejita de conejitos y una parejita de perritos también ¿Si?
-Chi. – le dijo con una sonrisa. - ¿Y que nombre le ponemos?
-Pues no sé, porque no van ustedes a jugar en el jardín y decidir todos los nombres ¿Va? – gritaron todas y salieron corriendo. – Oye, nombres bonitos eh. – las nenas le asintieron.
Como estaba siendo maravilloso ser mamá de las nenas, Paula respiró hondo y empezó a hacer la comida, los empleados aun estaban en la casa, pero aquel sábado quería ella hacer la comida para sus hijas y para su esposo, a parte, tenía algo que contarles, algo maravilloso que seguro a todos les encantaría, principalmente a Pedro, su amado.
Con la comida lista, llevo las niñas a lavar las manos y las sentó en la mesa al lado de Pepe, luego llevó toda la comida para el comedor y antes que pudieran comer los hizo orar, agradeciendo el alimento y la casa donde ahora vivirían.
-Quiero que rezan siempre, antes de la comida y antes de dormir, para que Diosito nos ayude siempre y que este con nosotros por toda la vida, nos haciendo feliz y dándonos mucha salud y amor ¿Verdad? – todos le sonrieron a Pau. – También tienen que agradecer a Diosito por darnos una familia, papá y mamá, por darnos hijos, por darnos cariño y mucha suerte de estar vivo y despertar cada mañana.
-Chi y también por darnos perrito más tarde. – dijo Jessica mientas Pepe y Pau rieron. – Ah y los conejitos también.
-Si, y que pronto podemos tener una vaquita Diosito. – agregó Soledad.
-Y un cocodrilo también. – completó Rocío, Pedro se asustó y dejo de reír.
-Eso esta quedando muy salvaje, mejor comemos. – dijo él. – La comida debe estar espectacular porque fue mamita que hizo, todito, todito. – decía él poniendo su comida en el plato y luego ayudando a las nenas a poner los suyos. – Huele súper bien ¿Verdad? Debe estar mejor que tener un cocodrilo en casa jajaja.
-Jajaja, si, seguro. – dijo Pau sonriéndoles.
Al terminar la comida, Pau llevó  todos los platos para la cocina y trajo el postre, todo lo que las nenas les gustaban, helado de chocolate con calda de fresas y chantilly. Ya cuando todos terminaron otra vez llevo las cosas y volvió a sentarse en la mesa al lado de Pepe, les había dicho que tenia algo muy importante que hablar con ellos, una sorpresa muy grande, sus ojos cristalizaron al volver a la mesa, y respiró hondo sabiendo que todos estaban esperando que dijera algo.
-Bueno, cuéntanos la sorpresa que tenias mi amor. –Pepe quebró el silencio que hacían todos. – Estoy desesperando por saber que es e imagino que las nenas también ¿No?
-Si mamá, cuéntanos.
-Huy bueno… - otra vez respiró hondo, era algo muy lindo, pero difícil de hablar, más cuando se estaba al lado de tantas nenas. – Son tres sorpresas maravillosas, que me encantaron y era lo que esperaba hace mucho, quiero compartirlas con ustedes…
-Si mi vida, dinos.
-En menos de dos meses vamos nuestra empresa empezará a donar una gran cantidad para el orfanato, o sea, crecerá y podrá recibir más niños y lo bueno es que Victoria podrá contratar muchas personas para ayudarla, tanto en la educación escolar como en cuidarlas, también hará un nuevo cunero ahí para recibir mejor a los bebés que llegaran, y vamos hacer un site en internet para facilitar a todos la adopción de los nenes que estarán ahí.
-Mi vida, que linda noticia. – dijo Pepe acariciando su mano.
-Si, quisiera hacer mucho más por el orfanato, pero vamos de poquito…
-Si, tu siempre sabes lo que haces y por eso vas al cielo ¿Y las demás noticias mi amor? – preguntó él curioso.
-Bueno, por fin ya recibí los papeles donde confirman que Jessica y Rocío son mis hijas de verdad… - Pepe le sonrió dulcemente así como las nenas. – Y como Soledad, las nenas ya tienen nuestros apellidos.
-Aw, que felicidad mi amor. – se levantó Pedro para abrazar a Paula que estaba emocionada. – Por fin las tres son nuestras hijas, ya con nuestros apellidos y todo más, ahora solo nos falta que mamá nos de otros hermanitos ¿Verdad? – las niñas asintieron y Pepe le besó la frente. – Por eso quiero que ustedes van al jardín jugar un poco o al living mirar un poco de tele, mientras que mamá y papá vamos a nuestra habitación conversar sobre eso ¿Verdad mi amor? – Pau empezó a reír y le dio un golpe en la cabeza para no más pensar en cochinadas.

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