lunes, 2 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 72

Un viaje de dos horas más parecía una eternidad para ella, era difícil creer que todo había sido tan fácil ¿Será de verdad que podría encontrar a su verdadera hija? Si supiera desde siempre que Rosa estaba viva todo sería más que fácil, o si Pepe se lo hubiera dicho antes…
Paula llegó al hotel ya casi anocheciendo, en pensar que al día siguiente iba a conocer esa casa de los niños, donde Jessica había nacido y donde habían dejado a su hijita, las lagrimas le empezaban a salir de los ojitos, pero no seria tan fácil como imaginaba Pau, no era solo llegar al orfanato y pedir informaciones o que le dieran todos los datos de la familia que adopto a su bebé y ella sabía que no seria así, pero de todas formas ya estaba dando un buen paso.
-Ay mi chiquita, falta poco para que nos conozcamos, estoy segura que te encontraré, mismo que estés con otra familia quiero que sepas que soy tu verdadera madre y que te amo más que todo en la vida. – se dijo a si misma acostándose en la cama.
En parte era difícil imaginar si su hija estuviera con una familia que la amara y que la cuidara ¿Cómo la tendría de vuelta? Porque seria casi imposible, por más que Pau fuera su verdadera madre y no tuviera culpa de haberla quitado de sus brazos, y tampoco podría hacer una familia infeliz quitando a su bebé de los brazos. Ella suspiró mirando al techo del cuarto del hotel, extrañaba a Pepe en ese momento, todos eses días que había pasado con él, todas las caricias ahora le hacían falta, no quería sexo, pero quería su cariño, sus palabras y su presencia.
-Tengo tanto miedo de no poder tenerte jamás. – otra vez suspiró, se movía de un lado a otro en la cama, era imposible dormir. – Por lo menos quiero conocerte y saber como estás, jamás podría herirte y quitarte de una familia, pero me encantaría saber si estás bien, por lo menos eso Diosito, déjame conocerla, aunque sea…
Podría llorar ahora ¿Pero esas lágrimas de que valían ahora? Eran apenas sus sentimientos y no resolverían nada en ese instante, tenia que controlarse, si, eso era lo mejor que podría hacer. Poco a poco sus ojos cerraron, pesados, estaba cansada, había llegado de un viaje a la mañana y a la tarde otro viaje, estaba totalmente agotada, igual, tuvo un bello sueño rencontrado a su hijita.
Paula despertó a las nueve de la mañana, se sentía bien mejor después del descanso, se dió un bello baño, y bajo para desayunar, de allí iba a buscar el orfanato, cada parte de aquella ciudad la hacia recordar de cuando estaba embarazada, había quedado allí más de siete meses y conocía una buena parte de la ciudad, pero siempre que salía de la casa iba acompañaba por una empleada y por eso no tuvo chance de conocer los mejores sitios de aquella bella ciudad del interior. Las casitas parecían todas antiguas, de épocas y el verde aparecía en todas partes, muchas plazas y parques, las calles calmas, las personas simple, todo era de su agrado, quizás un día podría dejar todo allá para vivir ahí, seguro sus hijas serían mejor criadas en un lugar calmo y lindo como ese.
-Buenos días, por favor… - se detuvo cuando vio un señor, necesitaba ayuda para encontrar el orfanato. – ¿Me podrías ayudar? Necesito urgente llegar a ese sitió. – entregó la dirección al señor que le enseñó a llegar ahí, era más cerca de lo que imaginaba, ni siquiera fue necesario un taxi, si es que había taxis ahí.
Sus piernas temblaban cuando estaba enfrente al orfanato, de afuera se podía escuchar los gritos de los niños contentos, jugando, de verdad había una pequeña iglesia enfrente, y el orfanato parecía un castillo de los cuentos de hadas, se detuvo enfrente al portal de madera enorme y tocó el timbre delicadamente, se escuchaban pasos viniendo de adentro para atender la puerta.
-Buenos días ¿En que puedo ayudarla? – le atendió una mujer, simple y con una bella sonrisa, en la cual Paula no pudo dejar de retribuir.
-Buenos días, necesito hablar con Sor Remedios. – dijo ella respirando hondo, desde el momento en que leyó el nombre de la madre superiora en el internet sus corazón disparó, ella sabia que esa mujer tenia mucho que hablar sobre su verdadera hija.

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