lunes, 2 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 73

-Sí, entra, por favor. – Paula entró, de adentro se podía escuchar más aun los niños jugando en el patio, a ella le encantaría verlos, pero primero necesitaba saber todo a respeto de su nenita o algo sobre Jessica. - ¿Viniste a conocer los niños? Estamos con siete bebés chiquitos, creo que te encantaría conocerlos. – la mujer le sonrió de nuevo. – Son todos un encanto, pero a parte de las adaptaciones necesitamos mucho donaciones, porque ni siempre podemos darles lo mejor. – le contaba, a Paula le dolía escuchar eso, porque sabía como era un orfanato, siempre vivía de donaciones y nada más. – Ya las parejas no son como antes, ya no quieren adoptar, ahora exigen demasiado y por eso cada día la casa está más llena.
-Me imagino, pasa lo mismo en mi ciudad, tantos niños sin familia y tantas familias sin risas, pero bueno ¿Qué podemos hacer verdad? – decía Pau mientras caminaban por el enorme pasillo. – Está hermosa la casa, enorme, bastante espacio para los niños. – miraba cada detalle, si, el site tenía razón, todo era de otro siglo.
-Y si, cuando fue construido el orfanato, la iglesia católica ayudaba mucho, pero ahora ya nada recibimos de ella, a parte, tampoco tienen dinero, por hay muchas religiones y bueno, ya sabes como es ¿No? – Pau le asintió y de pronto se detuvieron en una enorme puerta. – Aviso a la Madre que tiene visita y ya vuelvo ¿Si? – otra vez asintió Paula, la mujer no tardo ni un minuto y volvió pidiendo a Pau que entrara en el despacho de la superiora.
-Muchas gracias. – agradeció Pau.
-Buenos días joven. – le saludo Sor Remedios levantándose de su silla, Paula se asustó cuando la puerta detrás suyo se cerró, dejándola sola con la señora, la verdad temía saber toda la verdad, si es que se enteraría.
-Buenos días Madre. – le regalo una sonrisa dulce y encantadora en la cual fue correspondida.
-Siéntate niña. – Paula se sentó, no sabia como llegar al asunto que quería, pero gracias a Dios la madre parecía una buena persona y estaba segura que podría ayudarla. - ¿En que puedo ayudarla? ¿Viniste a ver los niños? Digo ¿Estás con tu esposo ahí? Tenemos muchos niños, hoy estamos como más de cien contando con los bebés, y todos divinos, todos necesitando una familia. – Pau le sonrió.
-La verdad Madre, vine a pedirte un gran favor. – la madre asintió con una sonrisa, pudo ver angustia en los ojos de Pau y a la vez miedo.
-Si mi niña, dime en que puedo ayudarla, estoy acá para eso, dime.
Paula tragó saliva, oh, era tan dulce con ella… paso los ojos por todo el despacho y pudo ver la cantidad de ángeles y santos que estaban colgados en la pared, no había visto ninguno en todo el pasillo y ahí tenía de todos tipos.
-Madre, vine de Capital… - sacó de su bolsa los papeles de Jessica. – Esos papeles son de una nena en la cual mi esposo y yo estamos adoptando. – la madre le sonrió. – Y revisando sus papeles vimos que la nena había nacido en esta casa, no hay registro de nacimiento, solo ese, donde dice que nació acá, sin fecha, sin nombres de padres y…
-¿Quieres saber la fecha de su nacimiento? – le preguntó la madre superiora.
-La verdad me encantaría saber, y también si de verdad ha nacido acá.
-Mi niña, lo niños no nacen acá, solo llegan por obra de Dios, y eses registros como los que tienes en manos son solo un papel que todas tienen cuando quedan por un periodo acá, no podemos los nombres de los padres porque solo las dejan acá en la puerta o sino en la iglesia sin dejar vestigios. – le explicaba dulcemente. – No ponemos nada de ellos porque no sabemos, y sobre la fecha de cuando nacen, tampoco sabemos, solo la fecha en que llegan acá, pueden estar chiquititos como también pueden estar grandes.
-Te entiendo. – Pau bajó la cabeza. – Madre, la verdad es que hace seis años mi padre me trajo a esa ciudad y viví acá por algunos meses, por vergüenza a la familia él quería que pasara todo mi embarazo acá.
-Ya entendí todo. – la madre se levantó y busco en su gran mueble un libro, un libro enorme. – Cuando llegué acá los padres les hacían eso a las hijas, y dejaban los hijos enfrente al orfanato, pero ya esas cosas no pasan, no más son los verdaderos padres que los hacen, pero de todas formas después de un tiempo vienen a buscar sus hijos o saber si fueron adoptados. – Pau respiró hondo. – Se te ve en los ojitos que sufres por no tener a tu hijo a tu lado y sé que eres una buena persona incapaz de dejar un bebé. – quedaron en silencio por un buen tiempo. – Conozco mucho las personas y se como son cada una que llegan acá. – puso el libro en la mesa y lo abrió. - ¿Sabes la fecha en que la tuviste?

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