lunes, 2 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 74

-Sí, doce de octubre de dos mil y dos. – dijo Pau. – Jamás podría olvidar la fecha en que mi niña nació.
-Es niña entonces. – Paula asintió.
Mientras la señora buscaba por la fecha en el libro, Paula miraba cada parte de aquel lugar, había fotos de varios niños colgado a un lado de su escritorio, y decía arriba que eran los que habían muerto, en memoria, su cuerpo se estremeció, era uno más hermoso que el otro, pero bueno, Dios los había llevado, esperaba que su hijita no estuviera en el medio.
-Doce de octubre de dos mil y dos, a las veintidós de la noche. – Paula la miró mientras ella leía. – Fueron dejada en la puerta de la iglesia dos niñas.
-¿Dos niñas? – los ojos de Pau se llenaron de lágrimas. – Una de ellas debe ser mi hija. – dijo levantándose de la silla rápidamente y viendo el libro con la señora.
-Son hermanas seguro, fueron dejadas juntas y en el mismo horario, en el mismo día, después no hay registros de otras niñas por esas fechas, ni de niños ¿Seguro tuviste una sola nena? – preguntó Sor Remedios.
-Bueno, no hice exámenes ninguno y por lo que me acuerdo si tuve una nena, mi papá me lo dijo y también una señora que estuvo acompañando todo, que era una niña.
-¿Seguro la han dejado acá? – preguntó Sor Remedios de nuevo.
-Si señora.
-Mira, esas niñas fueron adoptadas hace tiempo ya. – le mostró un hierro que había debajo de los datos de las nenas, donde habían sido adoptadas, a Paula le salieron lágrimas de los ojitos, y se sentó nuevamente. – No, espera… una de ellas si fue adoptada, la otra no.
-¿Está aquí todavía? – La madre asintió. - ¿Puedo verla?
-Un minuto, espera que veo en otro libro cual de las nenas es, porque no guardo todo en la cabeza, son muchas. – le sonrió a Pau y vio que ella estaba llorando, antes mismo de buscar el libro se acercó a ella. – No quedes así nena, encontraremos a tu hija, si es una de las nenas o es las dos, quizás te engañaron todos ese tiempo, y también te ayudaré con la chica que quieres adoptar, verás, todo va a salir bien. – le sonrió y volvió a buscar los libros.
Después de unos minutos encontró el libro donde habían las fechas de que habían llegado y los nombres de cada una, eran tantas cosas, quizás de verdad las dos hubiera sido adoptada pero quizás aun una de ellas seguían ahí ¿Será que Paula había tenia dos nenas? Ella suspiró y escuchó atenta a la madre superiora.
-Mira, las nenas que llegaron en esa fecha aquí dice que son hermanas, eso lo creemos aquí, llegaron con una ropita blanca… - le decía mientras revisaba los papeles. – En una cesta grande las dos, con un manto rosa escrito el nombre quizás de la madre o de una de ellas, quizás eso te pueda ayudar...
-No ¿Un manto Rosa? –Paula quedo pálida, pero logró decirlo, la madre le asintió. - ¿Rocío? – la madre la miró sorpresa y le asintió.
-Si Rocío.
Su corazón latía fuerte, era increíble la sensación que sentía en aquel momento ¿Sería de verdad mi hija? Creo que estaba más que lista para conocerla, y mi corazón diría si de verdad aquella pequeñita era mi nenita, la que estaba tan cerca y jamás la encontré.
Sor Remedios la llevó hasta el patio donde estaban las nenitas, mientras Paula  pasaba por el pasillo las lágrimas le salían sin cesar de sus ojos, obvio, estaba emocionada por su chiquita.
-Limpia tus lagrimas corazón. – la madre le limpió las lagrimas con sus manos temblorosas, y le sonrió. – No debes estar triste al lado de tantas niñas, ellas nos traen felicidad.
-Oh, no estoy triste Sor Remedios, al revés, estoy completamente feliz por encontrar a mi hija.
-Aun no sabemos si es de verdad tu hija chica, pero me gusta que estés feliz, de todas formas, lo mejor a hacer es un examen de ADN y si de verdad es tu hija podrás entrar con procesos para tenerla. – otra vez le sonrió, que dulce era la madre superiora, no como Pau imaginaba, ya que las monjas siempre eran duras.
Otras vez siguieron el camino, ver aquellas niñas eran siempre lindo, la madre superiora pasó por unas salas donde las nenas estaban en clase y luego al cunero donde Paula se detuvo para mirar a los bebés que allí estaban, eran todos lindos, habían unos que eran más que chiquitos.
-Mira, Rocío llegó acá como te dije con la hermanita y en pocas semanas la nena que le dimos el nombre de Laura fue adoptada. – al escuchar el nombre de la nena Paula sintió como su piel quedaba chinita. – Bueno, pero su familia cuando la adoptó cambió su nombre, ahora no me acuerdo como se llamaba, pero después vemos eso, lo que importa ahora es conocer a la nena, ella debe estar en la galería de arte.
-Laura, que bonito nombre. – dijo Pau.

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