miércoles, 4 de noviembre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 78

Obvio Pau no dudaría un segundo en pasear con su verdadera hija, lo que le faltaba ahora era Pepe y sus nenitas que habían quedado en Capital, pero sabia que allí la esperaban, llevo la nena para una plaza, para que pudiera hablar y tomar helado solas, pasear como madre e hija.
-¿Como es nuestra casa? – preguntó la nena.
-No es un castillo en si, pero hay mucho amor, y para mi es la mejor. – dijo Pau, mientras que la nena la escuchaba atenta y sonriente. – Es simple, la estamos reformando ahora, haciendo otra habitación y haciendo un jardín lindo lleno de flores enfrente, quedará bellísima.
-Mm ¿Tenemos perritos?
-No, aun no mi amor. – dijo Pau sentándose en la hierva y poniendo la nena sobre sus piernas. – Jajaja, déjame limpiar tu boquita, tiene chocolate. – la limpio y luego la nena la ensucio de nuevo con el helado. – Mejor limpiamos después que termines.
-¿Podemos tener un perrito? Es que siempre quise uno, y nunca me dejaron, porque en el orfanato no podemos y también dice la Madre que no tenemos condiciones de cuidar a uno, porque requiere mucho de uno. - ¿Cómo podría ser tan parecida a Jessica? Hablaba igual, era inteligente igual, todo, completamente todo se parecía a su bebita que extrañaba mucho.
-Claro que si mi amor, si quieres podemos llevar uno de acá y hacemos sorpresas para tus hermanas ¿Si? – la nena le asintió y siguió tomando su helado de chocolate. – Quiero que seas la nena más feliz del mundo y que tengas todo lo que jamás tuvo…
-Ya soy feliz y ahora tengo lo que siempre soñé. – miro a Paula y le dio un besito en los labios, como si la conociera de toda una vida. – Te tengo a ti mamá. – la hizo emocionar.
-Y yo a ti mi vida, lo que siempre he soñando encontrar, te amo mucho, muchísimo.
Fueron dos semanas completas hasta que salieran los papeles en donde me daban la guarda de mi hija, ese día si fue uno de los más lindos de mi vida, la tenía por fin, pero aun debería entregar luego los examen donde afirmaban que Rocío de verdad era mi hija, pero mientras podía llevarla a casa y ver a mis otras bebés que extrañaba muchísimo, sin contar con Pepe.
Cuando lo llamó para avisar, al otro día en que había encontrado a Rocío él tampoco podía creer que la había encontrado, empezó a gritar de felicidad y contar a las nenas que pronto llevaría a otra beba para la casa, la verdad no podía haber casado con un hombre más perfecto que eso.
Lo que de verdad importaba en ese instante era lo que sentía, tomamos el primer vuelo de aquella mañana hacia Capital, mi corazón saltaba de felicidad en pensar que toda mi familia (porque ahora si tenía una) estaba esperándome en el aeropuerto, de brazos abiertos y todos felices por mí y también por haber encontrado a mi hijita.
-Pienso en como deben ser mis hermanas y mis papás. – dijo Rocío cuando aun estaban en el avión.
Había sido una larga mañana, las despedidas del orfanato la había dejado un poco triste, porque allí había vivido toda su vida y también tenía a los nenes como sus hermanos y las monjitas como verdaderos padres, pero bueno, ahora tendría una vida mejor, más llena de amor con su verdadera familia, con su hermanita de sangre y también con su mamá adorable, que en ese instante estaba hipnotizada por la dulzura de su beba.
-Son todos maravillosos mi nena, verás como tu papá es encantador y tus hermanas traviesas como todos los niños. – le contó Pau acariciándole el pelo. - ¿Ya no tienes más miedo de avión?
-Jaja ya me había olvidado que estaba en uno. – dijo ella.
-Viste, te he dicho, no hay que temer. – le sonrió. – La próxima vez vamos de vacaciones, quizás a fin de año a conocer el mar. – la nena quedo toda contenta. – Mi Rocío yo sé que no será fácil empezar de nuevo, una nueva vida, una nueva etapa, pero quiero que estés feliz y que sea la más contenta de todas las nenas, siempre.
-Si mamá, oye, te quería preguntar algo ¿Puedo? – Pau le asintió. – Me dijiste que Jessica se parece mucho a mi ¿Verdad? – otra vez le asintió. - ¿Pero es negrita como yo o es blanca nieve como tu?
-Jajaja, es de color como tu mi vida, tiene ese color maravilloso que tienes también, quería yo ser como ustedes, me encantaría. – la nena le sonrió y dio su mano para que Pau la besara, ya estaban siendo como mamá e hija de verdad, no cabía dudas.
El viaje no era muy largo, fueron apenas dos horas, eso contando con el tiempo que habían esperando en el aeropuerto para tomar el avión… Llegaron antes de las doce en Capital, bajaron juntas de las manos del avión y fueron directo a la sala buscar las maletas y de ahí a donde les estaban esperando, Pepe la vió de lejos con la nena, solamente pudo sonreír y cuando estaba más cerca corrió para abrazarla, no sabía cuanto él la había extrañado.

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