lunes, 18 de abril de 2016

Inesperado Amor: Capítulo 51

—¿Pedro?

Pedro se apresuró a apartar la tristeza y el miedo de su cabeza. No era el momento. Tenía que contestar a una pregunta que le había hecho Paula y si decir la verdad le daba más problemas, tendría que añadirlos a la lista de cosas que tenía que afrontar.

—No es una película —dijo finalmente— Es un vídeo práctico que muestra cómo llevar a cabo una nueva técnica realizada en Suiza.

—¿Una técnica?

—Una técnica quirúrgica para extraer corazones para transplantes. Está dando buenos resultados.

—¿Buenos resultados? —repitió Paula—¿Quieres decir que te gusta ver operaciones?

—En cierta manera —Pedro  tomó aire—Soy cirujano, siempre estoy interesado en mejorar mi técnica.

Paula frunció el ceño.

—¿Cirujano? Pero tú dijiste que eras técnico.

—Y lo soy, sólo que uso un escalpelo como instrumento de trabajo.

Paula se mordió el labio mientras intentaba asimilar lo que Pedro le acababa de contar. Estaba claro que era médico, era inteligente y tenía una paciencia que debía tranquilizar mucho a sus pacientes... Todo cuadraba.

Pero ella no entendía por qué le había mentido. Había sacado la conclusión de que él trabajaba en una fábrica y él le había llevado a pensar aquello. Quizá él se había dado cuenta de lo mucho que a ella le gustaba y había querido desanimarla haciéndola creer que era un simple trabajador. Pero no tenía sentido, si a él le hubiera preocupado que ella pudiera interesarse por él nunca la habría invitado a hospedarse en su casa.

—¿Por qué me lo has ocultado?

—Porque la mayoría de las mujeres me tratan de una forma diferente cuando averiguan que soy médico.

Paula lo miró durante unos segundos.

—¿Por qué?

Pedro estaba incómodo, tenía miedo de parecer prepotente.

—Cuando algunas mujeres averiguan a qué me dedico, sólo ven a un marido que puede proporcionarles una vida muy cómoda y desahogada. Incluso antes de saber nada de la fundación que mi abuelo me dejó en herencia —Pedro había decidido contarle absolutamente todo— Y las que no quieren atraparme por mi dinero quieren que las examine de alguna dolencia constantemente —añadió él al ver que ella no decía nada.

—No tienes por qué preocuparte por mí —dijo ella con orgullo—. No necesito a nadie que me mantenga y estoy muy sana.

Paula se preguntó a sí misma si estaba molesta pero descubrió que no era así. En realidad Pedro la había mentido cuando apenas la conocía y cuando ya la conocía mejor, había decidido arriesgarse a decirle la verdad. Era como una forma de decirle que aquella relación era importante para él. O por lo menos así lo esperaba ella.

A Pedro le sorprendió notar que las palabras de Paula no lo tranquilizaron, más bien lo enfurecieron. No quería que ella lo viera como prescindible, quería que... Quería que se abalanzara sobre él y le declarara amor eterno.

Estaba claro que aquello era lo que deseaba, aunque sabía que les traería complicaciones, tanto a él como a ella. Pedro quería que ella le dijera que lo amaba.

Quizá ella no lo amara en aquellos momentos pero tal vez podría llegar a amarlo más adelante.

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