domingo, 17 de abril de 2016

Inesperado Amor: Capítulo 43

Tras pasar por el supermercado se dirigieron a casa y Pedro se apresuró a subir a su estudio. A Paula le dijo que tenía que ver algo urgentemente.

Ella lo miró mientras subía las escaleras y se preguntó si realmente tendría algo que hacer o si simplemente querría alejarse de ella un rato. De repente sintió miedo de que él se hubiera dado cuenta de lo obsesionada que estaba con él, pero no quiso dejar que aquel miedo se apoderara de ella.

Suspiró y decidió que seguiría tratando a Pedro como él la trataba a ella, a no ser que él le diera razones para hacerlo de otra forma. Era lo más sensato que podía hacer y estaba decidida a llevar aquella relación de la forma más razonable y madura de la que fuera capaz hasta que se fuera.

La idea de no volver a verlo la entristeció, aunque quizá se debía a su falta de experiencia en temas de hombres. La siguiente vez que tuviera una relación con un hombre le costaría menos decir adiós, y cada vez le costaría menos. Pero aquello no la tranquilizó.

—¿Estás lista? —le preguntó Pedro aquella tarde cuando ella salió de su habitación.

—Me olvidé de algo —dijo ella con suavidad mientras se fijaba en lo bien que le sentaban los pantalones que llevaba y lo increíblemente atractivo que estaba con aquella camisa amarilla y el jersey marrón que llevaba sobre los hombros. Deseó poder estar tan guapo como él.

—¿De qué?

—Se me olvidó que sólo tengo la ropa que compré en el centro comercial. Lo que se reduce a vaqueros, y no es el tipo de ropa que uno debe llevar para bailes de salón.

Pedro siguió los movimientos de su mano, que señalaban los vaqueros que llevaban puestos. Él estaba de acuerdo, y sus hormonas también, de que no debía llevarlos, le quedaban demasiado bien. Intentó controlar el deseo que sentía de repente, tenía ganas de estrecharla entre sus brazos, pero se dijo a sí mismo que aquella tarde parecía prometedora y que no iba a perdérselo.

—Si estás intentando no ir ahora que yo ya me he arreglado, olvídate.Esto fue idea tuya y tú tienes que venir.

A Paula le gustó saber que él quería ir con ella, pero no logró disipar su miedo a llamar la atención. Sabía que era un miedo que le había inculcado su madre, pero no podía evitarlo.

—Yo creo que es mejor ir en vaqueros que ir con falda. Con ellos podrás mirarte los pies y seguir el ritmo con más facilidad.

—En eso tienes razón.

—A propósito, llamé al sheriff mientras te estabas preparando y me dijo que ya había mandado la copia de la denuncia, Probablemente la reciban mañana por la mañana.

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