lunes, 18 de abril de 2016

Inesperado Amor: Capítulo 50

Paula suspiró mientras volvía guardar las velas en el cajón, había cambiado de opinión. Comprobó que todo estuviera preparado para la cena, se acercó a las escaleras y llamó a Pedro. Él no respondió.

Paula pensó que quizá tenía la puerta cerrada y no la oía así que decidió subir a buscarlo y se dirigió al cuarto que usaba de estudio. Se sorprendió al ver que la puerta estaba abierta, se asomó y  lo vió viendo un vídeo con mucho interés. Frunció el ceño y se acercó a él intentando ver qué estaba viendo. Probablemente se trataba de una película de miedo porque parecía un...

Se quedó horrorizada cuando se dió cuenta de lo que estaba viendo. Unas manos estaban extrayendo el corazón de un niño, Paula sintió náuseas.

Pedro se giró y se apresuró a apagar la tele.

—¿Está lista la cena?

—¿La cena? —-Paula repitió aquella palabra como si la hubiera dicho en otro idioma—. ¿Cómo puedes comer después de ver algo como...?

Pedro maldijo en voz baja, ella lo había visto y él no sabía qué hacer. Podía mentir, pero ya no sabía qué decirle, o podía decir la verdad y arriesgarse a estropear unos días que se estaban convirtiendo en los mejores de su vida.

Observó la pálida cara de Paula y la idea de seguir mintiendo le produjo un gran rechazo. Tal vez había sido capaz de mentirle al conocerla, pero en aquellos momentos no podía hacerlo porque la amaba. La idea lo asustó, ¿cómo podía haber sido tan estúpido como para enamorarse de ella? Sabía que aquello le daría muchos problemas, no tenía tiempo para dedicarle a una relación seria, ya tenía una amante muy exigente... La medicina.

Aunque quizá no fuera verdad, se miró el brazo escayolado y sintió una gran tristeza. Quizá no pudiera volver a operar nunca, y si fuera así, ¿qué tendría? Nada. Nada que fuera realmente importante para él. Aquella idea lo llenó de dolor.

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