miércoles, 13 de abril de 2016

Inesperado Amor: Capítulo 34

Paula miró a Pedro detenidamente mientras conducía. Perecía un extraño, un extraño misterioso. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, pero no era un escalofrío provocado por el frío, era un escalofrío provocado por la emoción, la emoción de pensar en conocer a Pedro de una forma más íntima.

Se fijó en sus musculosas piernas y mientras sentía cómo su cuerpo se encendía se preguntó cómo sería como amante, qué sensaciones le provocaría tener su cuerpo desnudo cerca de ella. Tomó aire mientras sentía cómo sus pezones reaccionaban ante la invitadora perspectiva que le brindaba su imaginación.

—¿Qué te ha parecido la conferencia?

Las palabras de él sonaron en el interior del coche como si llegaran a ella desde muy lejos y Paula hizo un esfuerzo para regresar a la realidad.

—No me ha gustado mucho —Paula se sintió aliviada al notar que su voz tenía el tono habitual.

Se hubiera sentido avergonzada si él se diera cuenta de lo obsesionada que estaba con él. No quería que pensara que era una mujer tan emocionalmente inmadura que no podía quitarse a un hombre atractivo de la cabeza. Porque no lo era, tal vez no tuviera demasiada experiencia, pero no era una mujer inmadura.

—Esperaba algo más interesante y me he encontrado con una hábil vendedora, ¿hay alguna madre lo suficientemente tonta como para utilizar esas técnicas con un bebé de dos meses?

—Sí, desgraciadamente las hay —dijo Pedro con frialdad— Y aún peor, creo que muchas de esas madres viven en esta ciudad ¿Viste la cantidad de padres que estaban comprando su material después de la conferencia?

Paula pensó en decirle que no, que había estado demasiado ocupada viendo como la doctora intentaba coquetear con él.

—Supongo que no será tan malo —dijo ella pensativa— Quizá hasta hagan algún bien a los niños, por lo menos les obligará a prestarles atención y a jugar con ellos.

—El contacto físico es importante para todo el mundo —dijo Pedro con un tono grave.

Paula se movió incómoda, ¿acaso había dicho aquello con un doble sentido? ¿Debía ella hacer algo? Pero no sabía qué hacer, cómo reaccionar ante aquel comentario y decidió ignorarlo y buscar otro tema de conversación.

—Tú sugeriste un tema muy interesante —dijo Paula al recordar algo que le había intrigado al oírlo.

Entonces se había preguntado cómo Pedro podía conocer aquella investigación que había nombrado, ella nunca había oído hablar de aquel artículo y había hecho un curso de desarrollo infantil ¿Cómo podía un hombre que vivía tan apartado del mundo conocerlo?

—Estaba intentando contradecir algunos de los fundamentos del argumento de la doctora Anderson, pero no sirvió de nada.

—¿Te interesa la neurología?

—No especialmente.

—Pareces saber bastante del tema para alguien que no está interesado en el tema—dijo Paula, no se atrevía a decirlo más directamente.

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