domingo, 3 de abril de 2016

Inesperado Amor: Capítulo 5

—¿Crees que sólo hay delincuencia en las grandes ciudades? —le preguntó él aunque lo que realmente quería saber era por qué aquella mujer viajaba por el país con todas sus pertenencias en un coche ¿Acaso no tenía un hogar?

—Sé que hay delincuencia en todas partes, pero no esperaba que me ocurriera a mí y más teniendo en cuenta que no he tardado mucho en volver y que lo dejé cerrado —parecía un poco desesperada.

Pedro se dió cuenta de que aquella mujer estaba a punto de ponerse histérica y se apresuró a hacer algo para remediarlo.

—Será mejor que pongas una denuncia —le dijo él, en aquellos casos era bueno pensar en algo práctico.

— ¿Dónde? —dijo Paula mientras miraba a su alrededor como si un policía fuera a aparecer de repente.

—Andrés Mygold es lo más parecido a un policía y lo único que tenemos aquí, a estas horas probablemente estará en casa.

Paula se estremeció de repente al recordar que sus cheques de viaje estaban en la guantera del coche. Pedro la estrechó entre sus brazos instintivamente.

Al sentir el calor del pecho de él ella logró mantener la calma. Al estar tan cerca de él la idea de estar perdida y sin dinero en una pequeña ciudad alejada de todo y llena de extraños parecía no importar demasiado.

—No es tan malo —intentó tranquilizarla él.

—Eso crees tú, todos mis cheques de viaje estaban dentro del coche.

—¿Todos?

—Sí —Paula se obligó a alejarse de él. Podría afrontar aquello sola-— No quería arriesgarme a perderlos si alguien me robaba el bolso.

—Y en efecto ha sido así —dijo él y Paula se rió un poco.

A Pedro le agradó la forma en que ella se reía. Era una mujer extraña, llena de cualidades que parecían muy dispares. Su aspecto daba la sensación de ser una mujer muy sofisticada y autónoma, pero su reacción ante lo ocurrido indicaba todo lo contrario, la hacía parecer bastante vulnerable y desvalida. A Pedro le gustaba aquella mezcla.

—Puedes anular los cheques y pedir unos nuevos, ¿tienes los números de los cheques, no?

Ella se había quedado pálida.

—Por supuesto que los tengo, pero los metí en la maleta por si me robaban el monedero.

—¿Por qué siempre te preocupas de que te roben el monedero? ¿Dónde vives para que te obsesione tanto esa idea?

—Por ahora vivo en mi coche —dijo cada vez más desesperada.

—Lo que quiere decir que te acabas de quedar sin hogar —dijo él y tras haberlo dicho se arrepintió de ser tan brusco.

—En efecto —dijo Paula intentando parecer más calmada de lo que realmente estaba.

Ella quería valerse por sí misma y había llegado el momento de hacerlo, aquella oportunidad debía emocionarla... Pero no era así.

—¿El coche está asegurado?

—Por supuesto, llamé al seguro a primera hora de la mañana.

Intentó no pensar en dónde podría pasar la noche y cómo podría llegar hasta allí ¿Habría un lugar para alquilar coches en aquella ciudad? Por lo menos tenía la tarjeta de crédito así que aún disponía de dinero. Y también tenía lo que había heredado de su padre. Llamaría al administrador a primera hora de la mañana y le pediría que le hiciera un giro.

—¿Quieres llamar a alguien? —le preguntó Pedro.

—No—contestó ella.

No tenía ninguna intención de darle explicaciones. La historia de su vida hasta el momento la haría parecer una estúpida. Aunque quizá la verdad fuera que era una estúpida. Su madre siempre la había manipulado y ahora un ladrón le había robado el coche con todo lo que tenía... No sonaba demasiado bien.


4 comentarios:

  1. Hace mucho no leía... por falta de tiempo. Me encanta volver con esta!

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  2. Hace mucho no leía... por falta de tiempo. Me encanta volver con esta!

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  3. Muy buen comienzo! Ya me enganchó!la suerte de Paula!

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