miércoles, 13 de abril de 2016

Inesperado Amor: Capítulo 33

No parecía estar reaccionando, por lo menos no lo parecía, Paula no podía interpretar nada en su expresión porque él permanecía impasible de nuevo. Quizá no le interesaba la doctora Anderson o quizá era muy bueno ocultando su interés. No sabía qué pensar.

—Si tienes un hueco más tarde, querría que habláramos del tema más detenidamente —le dijo la doctora mostrando todos sus encantos— Me alojo en el Windward Inn.

—Tienes suerte de haber encontrado alojamiento en esta época del año —intervino Paula.

—Yo creo que si realmente quieres algo lo consigues —le dijo la doctora Anderson con una sonrisa cínica.

—Muchas gracias, doctora Anderson, pero ya nos íbamos —le dijo Pedro.

—¿Se van sin tomar un refresco? —le preguntó la doctora sorprendida, como si no estuviera acostumbrada a que la rechazasen.

—Paula—Pedro se dirigió a ella—. ¿Quieres tomar ponche y galletas?

—No, prefiero irme —le dijo con sinceridad.

Pedro agarró a Paula del brazo, se despidió de la doctora con un breve gesto y se dirigieron a la puerta.

Paula podía sentir el calor de su mano recorrerle todo el cuerpo, su pulso se aceleró peligrosamente.

Pedro la soltó en cuanto salieron de la sala de conferencias y aquello no le gustó.

Paula no quiso pensar en lo mucho que le afectaba que él la tocara y se dijo a sí misma que estaba un poco sensible porque la doctora Anderson le había hecho sentirse insegura. Y aquello era verdad porque ella dudaba mucho poder competir con una mujer como aquélla. Por lo menos en lo que se refería a seguridad en sí misma y atractivo físico.

Se estremeció al recordar lo mucho que a ella le había costado decidirse a acercarse a Pedro en el bar. Si se hubiera tratado de la doctora Anderson, se habría acercado para decirle la suerte que tenía de que estuviera hablando con él.

Sin embargo era ella la que estaba viviendo con Pedro y la que se había quedado a un lado había sido la doctora Anderson. Pedro había sido muy educado, pero estaba claro que la había rechazado. Aquella idea la agradó.

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