domingo, 14 de agosto de 2016

Juntos A La Par: Capítulo 39

El doctor Moriarty le había advertido a Paula que aún no estaba preparada para conducir, así que ella y Mateo pasaban la mayor parte del tiempo en la isla. Esto no sólo no les molestaba, sino que a Paula le convenía, ya que Alicia había estado delicada de salud y ella se ocupaba de auxiliarle en las labores de limpieza y comidas para todos.

Paula y Mateo bajaban una tarde de la playa de Flat Rock cuando encontraron a Pedro saliendo de la casa de Alicia; él llevaba puestos unos shorts.

Al verlos, Pedro les dijo:

—He estado trabajando muy duro, ¿Qué han estado haciendo ustedes?

—He atrapado un cangrejo —respondió el niño—, lo tengo aquí, en una red. ¿Crees tú que Alicia me permitirá tenerlo dentro de la casa?

—No creo que eso sea muy adecuado —replicó el papá mirando dentro de la cubeta—. ¿Por qué no lo dejas mejor en una de las pozas debajo del puente. Si se queda en esa cubeta podría morirse…

—Eso es lo que dijo Pau—comentó el niño desalentado.

—Vamos, si quieres yo te acompaño —sugirió Pedro. Mateo pareció conforme con la idea y dijo:

—Bueno, vamos ahora mismo… mira, allí viene un hombre. Un enorme auto negro estaba estacionado junto al coche de Roberto y un hombre caminaba atravesando el puente. —Quizá está perdido, tendremos que indicarle el camino —indicó Pedro. El hombre ahora estaba más cerca de ellos. Caminaba por la vereda de pasto hacia la cabaña. El vestía de manera elegante. Era muy alto y delgado, con cabello negro y peinado con raya de un lado. Llevaba anteojos oscuros que escondían sus ojos.

—¿Puedo ayudarle en algo? ¿Está usted perdido? —preguntó Pedro amable.

Paula lanzó una exclamación, pero nadie le prestó atención.  El extraño dijo:

—No, no estoy perdido, esta es la isla Chaves ¿No es así? De hecho, aquí estás,  Paula.

—¿Lo conoces? —preguntó Pedro extrañado volviéndose hacia Pau.

—Sí —musitó—, sí, él es Fernando… recuerdas que te hablé de él…

El hombre se acercó a Paula y la abrazó besándola como si tuviera el derecho de hacerlo.

—Querida mía, es maravilloso verte de nuevo.

Se separó de ella un poco dejando sus manos posadas en los hombros de la joven y la miró de pies a cabeza con ojos azorados.

—No estaba seguro de que fueras tú, pero ahora veo que estás encantadora — añadió Fernando.

—Hola Fer, es una sorpresa verte de nuevo… ¿Cómo es que has venido de tan lejos?

—Únicamente para verte, deberías sentirte orgullosa.

—Fer, déjame presentarte al señor Pedro Alfonso y a su hijo Mateo, ellos son mis amigos. Él es Fernando Martínez, Pedro, un… amigo de Vancouver.

—Sí, recuerdo que me hablaste de él. Mucho gusto.

Los dos se estrecharon las manos y Mateo, transfiriendo su cubeta a la mano izquierda, extendió también su mano hacia Fernando.

Fernando se quitó los anteojos. Sus ojos eran uno de sus principales atractivos, de un color azul muy pálido y sus facciones resultaban de una perfección casi clásica. Con cierta desfachatez miró las sencillas ropas de Pedro y de Mateo y en un tono paternalista dijo:

—Ustedes deben ser habitantes de este área, ¿No es así?

—De ninguna manera —respondió Paul con suavidad—. Somos de Toronto, hemos venido aquí a pasar el verano.

—Pedro es un conocido periodista —aclaró Paula.

—Alfonso… ¿No será el periodista de los valientes reportajes sobre los países nuevos de África?

—El mismo —contestó Pedro.

—Supe que había estado en prisión, por allá.

—Estuve, pero salí —fue la corta respuesta.

Fernando parpadeó, molesto de comprobar cuan equivocada había sido su primera apreciación y disgustado de saber con quién estaba hablando.

—¿Ustedes se hospedan en las cercanías?

—En la casa blanca —respondió señalando la casa de Alicia.

—Ya veo. A Paula le pareció ya bastante agresiva la conversación y dijo:

 —¿Cómo están mis padres? ¿Los has visto últimamente?

—De hecho, Paula, vengo aquí como emisario de tu padre. ¿Sabes?, Él estaba muy ocupado para venir y me envió para verte.

—Siempre está muy ocupado —comentó irónica. —Tal vez desconoces la importancia de su negocio. Ha tomado la presidencia de una nueva empresa lo que ha añadido una carga más de trabajo.

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