domingo, 15 de enero de 2017

Identidad Secreta: Capítulo 66

—¿Señora Alfonso? —el doctor se retiró la mascarilla—. Iba a decirle que hemos retirado la metralla y que Pedro va a disfrutar de una larga vida. Hubo un momento de tensión cuando sufrió una gran hemorragia, pero era algo previsible y estábamos preparados.

—¿Cuándo podré verlo? —a punto de desmayarse de alegría, se echó a llorar.

—Lo tenemos monitorizado. Si todo va bien, pronto pasará a una habitación privada. Llame al control de enfermería a las nueve. Ellas sabrán si puede visitarlo durante un minuto.

—No sé cómo agradecérselo —dijo ella y corrió a la sala de espera.

—¡La operación ha sido un éxito! ¡Pepe se pondrá bien!

—¡Mamá! —Olivia se lanzó a los brazos de su madre y Romina soltó un grito de alegría.

—Gracias a Dios —suspiró Matías.



—¿Señor Alfonso?

Pedro volvió la cabeza hacia la enfermera.

—¿Se siente lo bastante bien como para recibir un par de visitas?

—Sí —contestó.

Había estado esperando la visita de su familia desde hacía horas.

—No queremos que se canse. No podrán quedarse más de un minuto.

Los nervios lo estaban matando cuando vió a su hija acercarse seguida de Paula.

—Eres una alegría para la vista, cariño.

—Hola, papá. ¿Cómo te encuentras?

—Estupendamente.

—Mamá dice que tu corazón está mucho mejor.

—Y todo gracias a tí.

—¿Por qué?

—Por aconsejarme el camino que debía seguir.

—Me muero de ganas de verte en casa.

—No falta mucho. —La enfermera dice que no puedo quedarme más. Te quiero.

—Yo más. Te veré mañana.

La enfermera acompañó a la niña y Paula se acercó a la cama. Sus miradas se fundieron, expresando todo lo que no eran capaces de decir con palabras.

—Me han prohibido tocarte. ¿Tienes idea de lo difícil que me resulta después de saber que ya no tendrás que volver a preocuparte del corazón?

—A mí también me lo han prohibido porque podría excitarme demasiado. El problema es que no puedo olvidarme de nuestra luna de miel.

—Pareces cansado. Me voy. Las enfermeras saben dónde localizarme. Nos alojamos en el hotel a la vuelta de la esquina. ¿Necesitas algo antes de que me vaya?

—¿Quieres decir aparte de tí?

—Aparte de mí —ella emitió un sonido mitad risa, mitad sollozo.

—Dile al jefe que pronto empezaremos a divertirnos por aquí. Él lo entenderá.

—Te adoro, Pepe. Dulces sueños, mi vida. Dulces sueños al fin, después de tantos años… Quién lo hubiera dicho.




FIN

1 comentario:

  1. Hermoso final! Por fin pueden ser felices por completo! Gracias por compartirla!

    ResponderEliminar