domingo, 8 de enero de 2017

Identidad Secreta: Capítulo 43

—¿Mamá? Oli  se confió a mí hace un rato. Por su bien, tengo que hablar con él esta noche si puedo. ¿Te importaría si me paso por su casa? Está a la vuelta de la esquina.

—Adelante. Si Oli pregunta por tí, le diré la verdad. Eso la consolará más que nada.

Abrazó a su madre y fue al armario busca del abrigo, pues la temperatura en la calle era de bajo cero. Se echó el abrigo sobre los hombros y corrió a casa de Pedro.

Al llegar no vió luz. A lo mejor había llegado a casa y se había acostado. Tras dudar un segundo, llamó a la puerta varias veces. No hubo respuesta y se sintió abatida. Podría esperarlo en el porche, pero el frío era excesivo. Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Esperaría diez minutos más antes de volver a su casa. La fase de limpieza había comenzado.


—Considerando las circunstancias —Matías se acercó a Pedro—¿Qué opinas?

—Aunque sólo se hubiera dañado una tienda, creo que hicimos bien en evacuar todo el perímetro. Creo que deberíamos mantener las cabañas cerradas hasta el verano que viene.

—Estoy de acuerdo —Matías levantó la vista al cielo—. La primera nevada sobre el valle está prevista para mañana por la noche. A partir de entonces, las colinas serán muy peligrosas.

—Sí. Si va a haber otro desprendimiento, será ahora que empieza a hacer frío. Menos mal que la gente había salido a cenar cuando sucedió.

—Y que lo digas. Aun así, va a estar en todos los noticieros. Llamaré a PatricioTelford.

Pedro asintió. No se sentía de humor para hablar con el superintendente. No quería verlo cerca de Paula y Matías lo sabía.

—¿Está todo listo para Halloween?

—He dividido la guardia en dos turnos para que los guardabosques con niños puedan participar con ellos. O sea, tú y yo —sonrió a su amigo—. El año pasado me ofrecí voluntario porque no había ningún pequeño Rossiter o Alfonso por aquí. ¿Te acuerdas? ¡Cómo han cambiado las cosas!

—Todavía no me lo puedo creer —susurró Pedro.

—¿Qué tal te fue con los padres de Paula? —Matías estudió el tenso rostro de su ayudante.

—Ahora comprendo por qué es una mujer tan extraordinaria. Desgraciadamente, no tuvimos tiempo de conversar en profundidad.

—Lo siento. Es que no puedo dirigir esto sin tí.

—Me alegra oírlo. Me gusta mi trabajo.

—Pero…

—Pero mi vida no va a parecerse a la tuya —respiró hondo—. Lo presiento. Oli es una bendición que jamás esperé obtener. Paula… es otra cosa. Se comporta como si me hubiese evaporado del planeta.

—Si eso es verdad —Matías inclinó la cabeza—, explícame por qué Romi recibió una llamada de ella hace unas horas. Estaba histérica y quería saber adónde habías tenido que ir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario