domingo, 29 de enero de 2017

Destinados: Capítulo 40

En algún momento, podría escaparse y llamar a Paula, sin que Nico lo supiera. Tenían que hablar. Sin embargo, no tuvo ni un momento para hacerlo. El turno de noche entró de servicio mucho antes de que terminara el trabajo y pudiera irse a casa. Al llegar a su casa,  se fue a la cocina y lo primero que hizo fue beber agua fría del grifo. Pero necesitaba algo más fuerte. En el frigorífico tenía cerveza y zarzaparrilla. Había puesto a enfriar la segunda hacía unos días, pensando en Nico… Agarró la cerveza y cerró la puerta del frigorífico de un portazo.

El reloj de la cocina marcaba las diez menos cuarto. Era la una menos cuarto en Miami. Paula estaría en la cama, a menos que estuviera con su ex. Prefirió no pensar en lo que podrían estar haciendo. Tras terminarse la lata, se fue al estudio a ver de nuevo las fotos que les había enviado. Cinco minutos después, no pudo seguir soportando esa tortura y se alejó del ordenador. Necesitaba distraerse hasta que consiguiera dormir. Hacía dos meses, se había prometido a sí mismo que limpiaría el garaje. Al parecer, era un buen momento para hacerlo. Llevaba veinte minutos en ello cuando sonó el teléfono. Respondió.

 —Alfonso al habla.

 —¿Pedro? Soy Luis.

Pedro había estado esperando que lo llamara el jefe de bomberos desde Midpines.

—¿En qué estado se encuentra el incendio de Telegraph?

—Por eso te llamo. Ya se han quemado seis mil hectáreas y sólo está controlado en un veinte por ciento. Entrará en el valle Yosemite dentro de poco.

—¿Y el de Tuolumne Meadows? —preguntó, frunciendo el ceño.

—El humo no permite mucha visibilidad, pero parece que no ha afectado a otras áreas del parque.

—Buena noticia. Mantenme al tanto.

Pedro no podría dormir esa noche. La limpieza tendría que esperar a otro día. Apagó la luz del garaje y entró en su habitación para ponerse otra vez el uniforme. Encendió el generador exterior y se digirió al centro de información del parque. El humo que provenía del condado Mariposa era, sin duda, más denso. Saludó al equipo del turno de noche. Al pasar junto a Matías, vió que estaba al teléfono. Sus ojos se cruzaron.Su amigo tapó el auricular un momento para hablarle.

—Luis dice que el humo del incendio de Telegraph en la entrada de Arch Rock está dificultando la visibilidad a los conductores.

—Por eso estoy aquí. Ven a mi despacho. Haremos llamadas para que enciendan los generadores antes de que se vaya la luz. ¡En los edificios para turistas primero!

—Ya que estoy en ello, avisaré a Walter y a sus hombres por si hay que reparar algún generador —indicó Matías.

—¿Cómo? Más nos vale que todos funcionen a la perfección.


Paula estacionó el coche delante de casa de Ramiro. Se giró hacia Nico, que se había puesto su disfraz de Power Ranger y, a pesar de ello, no estaba contento con nada.

—Volveré dentro de dos horas y los llevaré a Ramiro y a tí a comer un perrito caliente.

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