domingo, 8 de enero de 2017

Identidad Secreta: Capítulo 48

—Lo tendré si tú lo tienes —ella levantó la barbilla desafiante—. Tus cicatrices no cambian nada. Te amo, Pepe. ¿Cuándo quieres organizar la ceremonia?

—¡Pau…! —exclamó él, pero en ese instante sonó el móvil.

Ella percibió la frustración de Pedro al ser interrumpidos. También se sentía frustrada, porque sabía que tenía que contestar. Rodeándola con un brazo, alargó la otra mano hacia el teléfono y descolgó. Lo que escuchó al otro lado cambió totalmente su actitud. Incluso en la penumbra lo vió palidecer. Toda expresión de alegría había abandonado su rostro. Paula sintió que se le revolvía el estómago.

—Me temo que esto va para largo —Pedro cubrió el teléfono con una mano.

—¿Quieres que me vaya?

—Es lo último que desearía y tú lo sabes. Pero, dadas las circunstancias, sería lo mejor. Me pasaré por tu casa después.

Le dió un beso breve, aunque intenso, en la boca y ella recogió su abrigo y salió de la cocina. Camino de su casa abrazó la escayola contra el pecho para acallar el feroz martilleo del corazón. Tenía la terrible premonición de que algo estaba a punto de amenazar nuevamente su felicidad.


Paula entró en la casa y sintió alivio al comprobar que todos dormían. No estaba en condiciones de enfrentarse a sus padres o a Olivia. Había experimentado tal felicidad en brazos de Pedro, y tal angustia ante la separación un segundo después de haber aceptado su proposición de matrimonio, que se sentía paralizada de terror. En una ocasión la había abandonado para ir a trabajar y no había vuelto. Una llamada a esas horas no podía entrar dentro de los cometidos habituales de un guardabosque. Le había prometido ir a su casa más tarde. Consultó el reloj. Ya era más tarde. ¿Qué sucedía? Si no llamaba a su puerta en cinco minutos, iría a su casa para descubrirlo. Mientras paseaba por el salón, sonó el móvil. Se lanzó sobre el bolso, lo sacó y descolgó sin comprobar quién llamaba.

—¿Pepe?

—Soy Matías.

—Disculpa, esperaba una llamada de él.

—Por eso te llamo. Ha habido una emergencia en otra parte del parque y no sabe cuánto tardara. Como se figuraba que estarías preocupada, me pidió que te llamara.

Paula sujetó el teléfono con más fuerza. Tenía que ser mucho más serio de lo que pretendía Matías, de lo contrario la hubiera llamado Pedro. A lo mejor algún campista había sido atacado por un oso, o había tenido que investigar algunos disparos. Aunque deseaba pedirle más detalles, se contuvo. Ya había sido bastante amable. ¿Qué clase de esposa de guardabosque sería si se desmoronaba cada vez que Pedro acudía a una emergencia?

—No sabes cuánto agradezco tu llamada, Matías.

—De nada. Nos veremos pronto. Nico sólo vive para Halloween.

—Oli también.

—Hoy me ha recordado que sólo quedan tres días.

—Creo que hemos vivido la misma película aquí —a pesar de su angustia, Paula rió.

—Será divertido. No se lo cuentes a Nico, pero estoy tan entusiasmado como él —Matías era un hombre maravilloso—. Buenas noches, Paula.

—Buenas noches.

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